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Detengan el amanecer

La palabra “saga” vuelve a devaluarse con el estreno de Amanecer , la más reciente entrega en la serie de películas basadas en las novelas de Stephenie Meyer. La trama se mueve a paso glacial: el vampiro Edward (Robert Pattison) y la humana Bella (Kristen Stewart) se casan, consumando su amor en una exótica luna de miel. El novio deja embarazada a la novia, y el proceso de gestación avanza a paso rápido y furioso, diezmando la salud de la novia. Los hombres lobos conspiran para destruir a la criatura, excepto su amigo de infancia, Jacob (Taylor Lautner). ¿Podrá dar a luz Bella y sobrevivir al parto? ¿Será el fruto de su vientre humano, vampiro, o algo intermedio? ¿Cumplirán los lobos su nefasto propósito? ¿Será que me va a importar en algún momento lo que pase?

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Por: Juan Carlos Ampié

La palabra “saga” vuelve a devaluarse con el estreno de Amanecer , la más reciente entrega en la serie de películas basadas en las novelas de Stephenie Meyer. La trama se mueve a paso glacial: el vampiro Edward (Robert Pattison) y la humana Bella (Kristen Stewart) se casan, consumando su amor en una exótica luna de miel. El novio deja embarazada a la novia, y el proceso de gestación avanza a paso rápido y furioso, diezmando la salud de la novia. Los hombres lobos conspiran para destruir a la criatura, excepto su amigo de infancia, Jacob (Taylor Lautner). ¿Podrá dar a luz Bella y sobrevivir al parto? ¿Será el fruto de su vientre humano, vampiro, o algo intermedio? ¿Cumplirán los lobos su nefasto propósito? ¿Será que me va a importar en algún momento lo que pase?

A estas alturas del partido persuadir a los convertidos sobre la pobre calidad de las películas es un ejercicio en futilidad. Más que una franquicia de libros y películas, Crepúsculo es un culto. En general, la conciencia crítica es abandonada por los seguidores que protegen su inversión emocional y temporal.

La película se beneficia del director Bill Condon, quien rescata el horror que suele marchitarse a la sombra de la historia de amor. Una pesadilla prenupcial reivindica la capacidad de violencia de los vampiros. La devastación física de Bella da miedo, parece una anoréxica incongruentemente embarazada. Condon incluso dispensa un chiste autorreferencial: un flashback que muestra a Edward cazando humanos se escenifica en un cine donde se proyecta La Novia de Frankenstein , dirigida por James Whale, sobre el cual Condon filmara el biofilme Gods and Monsters (1998).

Pero nada puede contener la furia doctrinaria de Meyers. La escritora profesa el mormonismo, y el subtexto de sus libros promueve la abstinencia sexual en aras del matrimonio. Aquí, se lanza también a desbancar el aborto terapéutico. Edward conmina a Bella a sacarse “eso” del vientre, y ella reacciona con visible desaprobación. Sus cuñadas debaten qué hacer: una pondera sacar al “feto”, la otra clama por el “bebé”. Adivinen hacia cuál de las dos se inclina la simpatía de la película. Pero Meyers va más allá, y vitorea la pena de muerte, otra causa célebre de ultraconservadores norteamericanos. Cuando Edwards se arrepiente de matar seres humanos, Bella lo tranquiliza diciéndole que hizo bien porque solo mató a asesinos —“salvaste más vidas de las que quitaste”—. Adiós al debido proceso. ¡Bella Swan: campeona de las ejecuciones sumarias!

En el fondo, Crepúsculo es un esfuerzo por reivindicar la heterosexualidad vampírica, después de que Anne Rice llevó a las criaturas por el camino de la homosexualidad, el hedonismo y la decadencia. Edward es tan heteromacho, que en la noche de bodas quiebra la cama. Curioso que un vampiro con el corazón inerte pueda consumar una relación sexual. La anticipación que despierta la película por el “desfloramiento” de Bella es tan graciosa como la de una mojigata que desaprueba los chistes de tono subido y los cuenta mejor que nadie. Está bien que los pro-vida, pro-castidad, pro-pena de la muerte tengan películas que promuevan sus ideas, pero… ¿tienen que hacer a los vampiros tan aburridos?

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Ver en la versión impresa las paginas: 6

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