Por: Moisés Martínez
“Me parece que la iniciativa como tal es muy importante, porque retoma una reinvindicación muy larga que los pueblos de América Latina y el Caribe han tenido, que es el poder tener un foro común en donde poder impulsar los asuntos de la unidad latinoamericana y el desarrollo económico”, dijo primeramente Velásquez.
“El problema es si a esto se le quiere dar un cariz de enfrentamiento o de conflicto con las potencias. Si es así, esta iniciativa va a nacer muerta. Esto va a depender del balance que quiera darle a este proceso el mismo presidente Chávez o países como México y Brasil”, agregó el exdiplomático.
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El cierre de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) promovida por el presidente venezolano Hugo Chávez Frías, deja como principal incógnita si esta iniciativa podrá escalar por encima de la tradicional, pero severamente cuestionada —por la ambigüedad con la que se maneja su presidente José Miguel Insulza—, Organización de Estados Americanos (OEA).
Chávez auguró que el Celac se convertirá en un “gran polo de poder” que dejará atrás con el tiempo a la “vieja y desgastada OEA”.
“La OEA es lo viejo, un espacio que fue manipulado, dominado por Estados Unidos (…) mellado por los viejos”, mientras que “la Celac nace con un espíritu nuevo, como un arma de integración política, económica y social”, dijo Chávez en Caracas, donde se realizó el encuentro.
A esta reunión asistió el presidente nicaragüense Daniel Ortega, el cual utilizó el foro de mandatarios para acusar a Estados Unidos de querer desestabilizar su gobierno y a sus opositores políticos de querer teñir de sangre al país por medio de actos de violencia política.
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