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Alejandro Serrano Caldera

La roca de Sísifo

Sísifo fue castigado por los dioses a subir la roca del sacrificio a la más alta cumbre, desde la cual baja rodando hasta el pie de la montaña para luego llevarla de nuevo a la cúspide, en un eterno subir y bajar sin descanso ni esperanza.

La vida política de Nicaragua pareciera marcada por el destino de Sísifo, pues al igual que este, debe cargar la roca del poder autocrático, para después vivir momentos en los que, sin perjuicio de la existencia de arbitrariedades y corrupción, el peso de esa situación caracterizada por la concentración abusiva del poder, disminuye, (Sísifo bajando de la montaña sin la roca), hasta que una vez más el peso demoledor de la roca política vuelve de nuevo a imponerse, en un interminable ir y venir sin cambio ni sosiego.

La historia se repite con nombres y autores diferentes, entre los cuales, a pesar de que el contexto es otro, persiste, no obstante, la obsesión por el poder, la idea de perpetuidad en el mismo y el culto a la personalidad, transformando así la historia en mito, la política en una religión laica y el futuro en el pasado que regresa.

Muchas veces hemos visto o sabido cómo se origina un sistema autocrático que lo concentra todo y que de una u otra forma, de manera violenta, o en forma paulatina pero progresiva a través de la manipulación de la ley y de las instituciones, se van destruyendo los principios que constituyen las bases del Estado de Derecho: la subordinación del poder a la ley, la supremacía de la Constitución, la jerarquía de la norma jurídica, la separación e independencia de los poderes del Estado, entre otros.

Muchas veces hemos visto o sabido, cómo se incumple con los mandatos de la Constitución, de qué forma se imponen decretos ejecutivos a preceptos constitucionales, y de qué manera, paulatinamente, se va adquiriendo un control del ejecutivo, sobre todos los órganos y poderes del Estado.

La crisis de legitimidad y legalidad del sistema político nicaragüense, producido por las situaciones antes señaladas y muchas otras más, se ha visto severamente agravada por todo lo acontecido en las elecciones del 6 de noviembre pasado, debido, ante todo, a la candidatura inconstitucional del actual Presidente de la República, y a las irregularidades, anomalías y abusos cometidos por el propio Consejo Supremo Electoral, señalados por los órganos de observación y acompañamiento electoral de la Unión Europea y de la Organización de los Estados Americanos (OEA), lo mismo que por entidades nacionales como Ética y Transparencia, Hagamos Democracia e IPADE.

La situación actual hace ver el Estado deplorable en que se encuentra el sistema jurídico y la institucionalidad en nuestro país, todo lo que provoca un incremento de la inseguridad, incertidumbre y tensión en la sociedad nicaragüense. La crisis que se vive actualmente se ve agravada por la debilidad e incoherencia de la oposición en su actuación política, desde antes de que se abriera el período del proceso electoral, además de la carencia de una propuesta estratégica que pudiera permitir a la ciudadanía apreciar los proyectos que deben orientar su acción, más allá de la sola búsqueda de cargos y posiciones políticas en el aparato del Estado.

Pero en todo caso la crisis, que es a la vez riesgo y oportunidad, plantea desafíos que pueden permitir la formulación de planes, proyectos y propuestas orientados al restablecimiento del Estado de Derecho, la legalidad y la democracia, la estructuración de una política económica y social de carácter nacional, el diseño de un adecuado mecanismo de relación entre los partidos políticos y la ciudadanía. Todo esto exige, sin embargo, la reestructuración de los propios partidos políticos, a base de su democratización interna, que permita el relevo de su dirigencia, la alternabilidad en los cargos de dirección y la participación cada vez más significativa de los jóvenes en la construcción y conducción de las políticas orientadas a la elaboración de un plan de país, un proyecto estratégico de institucionalidad, educación, política social, política económica, entre otros temas relevantes.

Creo que es de fundamental importancia señalar la necesidad de construir un plan de educación para la democracia, en el que se incluyan los valores y principios del sistema democrático los que además deben estudiarse y debatirse en foros, conferencias y exposiciones, apoyándose, para ello, en los medios de comunicación.

Albert Camus, en su extraordinario libro El mito de Sísifo , piensa que este considera que todo está bien al aceptar el reto de subir su carga eternamente, por lo que asume que “hay que imaginarse a Sísifo dichoso”.

Pienso que en la historia y la política, aceptar la realidad no significa asumir que esta es eterna, sino que puede ser cambiada y debe ser cambiada, por lo que la felicidad de Sísifo, que en política sería la estabilidad, la seguridad jurídica y el respeto del poder a la Constitución, a los Derechos Humanos y al sistema institucional y jurídico, solo es posible cuando el ciclo perpetuo del bajar y subir de la roca ha terminado. Nuevos problemas surgirán, es inevitable, pero el camino circular que va del pacto al facto, de la confabulación a la confrontación, habrá concluido.

Se necesita un cambio cualitativo y saber aprovechar la crisis de legitimidad y democracia, para pensar y actuar todo un proyecto de reconstrucción del país a partir de la consolidación de valores y principios que fortalezcan a través de la educación, a la democracia, la legitimidad y el Estado de Derecho.

Solo así lograremos romper el círculo vicioso en el que la política nicaragüense se encuentra atrapada. Solo así evitaremos que haya que subir indefinidamente la roca de Sísifo a la cúspide de la montaña. Nicaragua merece una historia diferente sin repeticiones sistemáticas y periódicas de dictaduras y absolutismos, pero para ello hay que crear las condiciones que permitan la democracia, el Estado de Derecho y la seguridad jurídica.

Jurista, filósofo y escritor nicaragüense

 

COMENTARIOS

  1. JCanoS
    Hace 12 años

    SR. CALDERA, A PRINCIPIOS DE AÑO HABLÉ CON SU AMIGO (JULIO ICAZA GALLARD) DE LA EDUCACIÓN PARA LA DEMOCRACIA. Le comenté la conveniencia y necesidad de confeccionar un libro didáctico para las escuelas, en las que deben enseñarse habilidades para la comprensión y práctica de la tolerancia, el diálogo y los derechos y libertades fundamentales previstos en la Constitución, cuyo texto debe ser para los futuros ciudadanos lo mismo que la preparación religiosa para los creyentes.

  2. el sísifo
    Hace 12 años

    Estimado Dr. Serrano; ya no es solo la vida politica la que ha sido arruinado una y otra vez, sino la vida entera de las generaciones nicaraguenses. Es lastimoso, es doloroso, es desesperante, pero ahora las nuevas generaciones deben dar vuelta a esa maldicion sisifica, purgando a esos politiqueros cobardes, vividores y taimados que son los responsables de esto y buscando a hombres realmente honestos que amen a Nicaragua.

  3. Jaime Pasquier Romero
    Hace 12 años

    Aunque físicamente aligerado por la ausencia del peso de la roca al bajar de la montaña, síquicamente Sísifo sabe que la roca ha vuelto a caer y que tendrá que subirla de nuevo y en cuanto al Sísifo dichoso en vez de resignado, resignación solamente connota dicha cuando hablamos de Job.

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