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Ciudadanos palestinos se enfrentaron ayer, un día antes de la Nochebuena, con soldados israelíes durante las protestas contra la construcción de un muro de separación en el pueblo de Maasarah, cerca de la bíblica ciudad cisjordana de Belén. LA PRENSA/MUSA AL SHAER   

Navidad secreta debido a extremos

Sentimientos típicos de las fiestas navideñas, como la paz, la fraternidad o el amor, se mancharon a finales de 2010 con los ataques sufridos por los cristianos de países como Filipinas, Nigeria o Kenia, quienes se convirtieron en el blanco de persecuciones cometidas por fundamentalistas de muy diversa índole.

Alberto Peñalba / EFE Reportajes

Sentimientos típicos de las fiestas navideñas, como la paz, la fraternidad o el amor, se mancharon a finales de 2010 con los ataques sufridos por los cristianos de países como Filipinas, Nigeria o Kenia, quienes se convirtieron en el blanco de persecuciones cometidas por fundamentalistas de muy diversa índole.

En la Nochebuena de 2010, por ejemplo, 80 personas fallecieron y 259 resultaron heridas al registrarse nueve explosiones en los barrios y templos frecuentados por los cristianos de Jos (Nigeria). Esa misma noche, once creyentes sufrieron heridas cuando una bomba detonó en el interior de una iglesia ubicada en el sur de Filipinas, estado donde el grupo radical islámico Abu Sayyaf ha perpetrado numerosos secuestros contra la comunidad cristiana.

Según Antonio Alonso, doctor en Ciencias Políticas y presidente del Observatorio Antidifamación Religiosa, estas matanzas se producen en pueblos que “no han alcanzado un desarrollo integral” puesto que carecen de un “auténtico Estado de Derecho” que proteja a unas minorías que cada vez se ven más acosadas en lugares como la India, África Subsahariana, el centro de África o Indonesia.

[doap_box title=”Violencia en países que viven la Primavera Árabe” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

Dos automóviles cargados de explosivos estallaron ayer en un distrito lujoso de Damasco, en atentados contra edificios de seguridad y espionaje que dejaron al menos 44 muertos y 150 heridos.

Las dos explosiones se produjeron a breves intervalos a las 10:18 a.m., y despertaron ecos en toda la ciudad. El Ministerio del Interior informó que los vehículos estallaron ante las puertas de dos complejos amurallados.

Las explosiones, perpetradas por suicidas, son las primeras en el país desde que hace nueve meses comenzaran las movilizaciones masivas contra el régimen del presidente Bashar Assad.

El gobierno alegó que los atentados demuestran su dicho de que no combate a una manifestación popular, sino a terroristas que buscan derrocarlo. Pero sus oponentes se muestran escépticos, y sugieren que el propio gobierno podría ser responsable de estos ataques.

En Egipto, miles de ciudadanos se manifestaron ayer en la plaza Tahrir de El Cairo para denunciar la violencia contra los inconformes, indignados por las imágenes de mujeres arrastradas por el cabello, golpeadas y pateadas por soldados.

La protesta sucede tras una semana de choques letales cerca de la plaza entre manifestantes y los militares, los cuales asumieron el poder después que una sublevación popular derrocó al presidente Hosni Mubarak en febrero.

Diecisiete manifestantes murieron esta semana. Los hechos de violencia de la semana pasada se generaron cuando los efectivos militares que protegen el edificio del gabinete cerca de la plaza intentaron desalojar por la fuerza un campamento que llevaba tres semanas instalado allí para exigir que los generales en el gobierno cedan el poder a una autoridad civil.

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Este último país registró diecinueve muertes el día de Navidad de 2000, cuando varias iglesias cristianas de Yakarta se convirtieron en el objetivo de los ataques integristas, a quienes, en opinión de Alonso, les favorece la “desidia gubernamental” existente en muchas zonas del planeta.

En este mismo sentido, el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, cree que ni siquiera las instituciones internacionales son capaces de vislumbrar el grave peligro que representan unos ataques cuyo caldo de cultivo se sitúa en los “países donde el fundamentalismo deriva en posiciones integristas e intolerancia religiosa”.

Todas estas discriminaciones adquieren una dimensión específica en China, donde el régimen comunista impide, según Alonso, que se desarrolle con amplitud cualquier manifestación espiritual o religiosa.

Opuesto a la doctrina que se proclama desde Roma y ante el evidente crecimiento de la población católica, el gobierno chino ha desarrollado su propio culto oficial, la Asociación Patriótica de los católicos chinos, como ya hizo en el pasado la Rusia stalinista al comprobar que la religión es “un instrumento muy bueno para mantener el control”.

Mientras, en Israel el conflicto religioso está revestido de un componente que dificulta a miles de creyentes la conmemoración del nacimiento de Cristo: la inmigración.

Conscientes de que pertenecen a una minoría (en 2002 representaban el 2.1 por ciento de la población) las personas sin papeles evitan mostrar su credo en público e incluso colocan los árboles de Navidad lejos de las ventanas, temerosas de ser fácilmente identificadas por la Policía.

¿INTOLERANCIA EN OCCIDENTE?

En Estados Unidos y Europa la situación es muy diferente y los casos de intolerancia cada vez están más relacionados con lo que Antonio Alonso define como “laicismo extremo”.

En la India los cristianos representan un dos por ciento de la población,  equivalente a más de mil millones de ciudadanos, y celebran la Navidad.  LA PRENSA/AP/ALTAF QADRI

Con el propósito de adaptarse a una realidad social en la que conviven numerosas etnias y religiones, muchas instituciones, tanto públicas como privadas, han optado por retirar toda mención al cristianismo en estas fechas.

Colegios sin belenes, tarjetas que felicitan “la época vacacional” o abetos denominados como “árboles festivos”, son algunos de los subterfugios a los que recurren centros comerciales o instituciones gubernamentales para que nadie pueda sentirse ofendido.

Opuesto a estas medidas, Esteban Ibarra insiste en que la Navidad ha trascendido las barreras de la religión para convertirse en un hecho cultural. “Creen que al imponer la nada van a ser más tolerantes y eso es falso —añade Alonso—. El hombre necesita esa expresión religiosa en la vida privada, pero también explicar públicamente su fe”.

DE LA PRIMAVERA ÁRABE A LAS NAVIDADES CRISTIANAS

¿Ha mejorado la situación de los cristianos en los países implicados en la conocida como primavera árabe? En opinión de los expertos consultados, no solo no ha mejorado sino que tiene visos de empeorar a causa del ascenso al poder de partidos islamistas en estados como Egipto y Túnez.

Según el doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Ceu San Pablo de Madrid, estas minorías son utilizadas a menudo como “chivo espiratorio” por parte de los gobiernos, que distraen la atención de los ciudadanos con este tipo de persecuciones.

“Las primaveras árabes se han observado en Occidente a través de una propaganda mediática que no se corresponde mucho con la realidad”, sugiere en ese sentido Ibarra, quien no es ajeno a los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos que se siguen sucediendo, como los que el pasado mayo dejaron varios muertos en El Cairo.

Miles de personas visitan en Navidad la Basílica de la Natividad  en la ciudad cisjordana de Belén. Este lugar es considerado el del nacimiento de Jesús.  LA PRENSA/EFE/ABED AL HASHLAMOUN

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