Agencias Vida
Compartir la mesa es el mejor plan que podemos hacer cada día en familia, no necesariamente tiene que ser Navidad o Fin de Año.
Aunque cueste que los horarios coincidan es importante que tengamos un tiempo al acabar la jornada para conversar de lo que cada uno ha hecho durante el día.
Cabe señalar que comer juntos no es únicamente saciar el hambre en torno a una mesa, sino que detrás de sentarse a la mesa en familia hay un significado mucho más trascendente, el de la comunicación, preocuparse por el otro, escuchar a los demás y expresar nuestros sentimientos para que nuestros hijos también aprendan a expresarlos.
Según los psicólogos no es el momento de dar sermones, ni de regañar a los hijos por los modales en la mesa, sino de pasarlo bien en familia y de ser positivos.
Por muy pequeños que sean los niños es importante que compartan la mesa. Muchas veces no se toma conciencia de que un acto tan rutinario como sentarse a la mesa pueda ayudar a construir la personalidad de nuestros hijos.
La felicidad en la vida es el recuerdo de los buenos momentos que se han logrado vivir. Compartir la mesa en familia puede convertirse en uno de ellos y perdurar en la memoria de sus hijos como un momento feliz.
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