Cuando una persona va a ser sometida a una intervención quirúrgica el especialista en medicina interna realizará una exhaustiva evaluación para establecer el riesgo para la vida y seguridad personal del paciente.
La cirugía programada o electiva tiene menos riesgo que la que se realiza de urgencia por emergencia, accidente o lesiones graves.
Muchas veces una urgencia no se puede aplazar porque el paciente se encuentra en peligro inminente y la oportunidad de vida se decidirá en el quirófano, pero siempre que se pueda se tratará de estabilizar rápidamente al enfermo.
Uno de los mayores peligros lo constituye en ese momento que el paciente sufra infarto agudo del miocardio o muerte cardiaca mientras se opera o al salir del procedimiento. Quienes tienen más riesgo son: cuando el corazón no bombea bien la sangre, existe una historia de infarto cardiaco en los últimos seis meses, angina inestable o preinfarto, extrasístoles ventriculares a razón de más de cinco por minuto, arritmias auriculares complejas.
De igual forma cuando presenta una edad mayor de 70 años, enfermedades que requieren atención médica urgente, obstrucción de salida de la sangre y malas condiciones generales: desnutrición, anemia, malfuncionamiento renal o hepático, encamamiento, poca oxigenación, etc.
Si hay tres de las primeras seis características el riesgo de infarto cardiaco, edema pulmonar, arritmia cardiaca o muerte cardiaca es de un cincuenta por ciento. Con alguna de las tres últimas el peligro es de un uno por ciento, pero si se combinan las tres el riesgo puede ser de un quince por ciento.
El estudio del médico internista y el manejo del médico anestesiólogo van dirigidos a reducir el riesgo. Las operaciones en nuestro país son cada vez más seguras y exitosas.
¡Larga vida y prosperidad!
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