Lima/EFE
El tripulante peruano Humberto Morales, considerado por la prensa de su país “un héroe” del crucero Costa Concordia, por haber embarcado a unos 300 pasajeros en los botes salvavidas, consideró hoy que la actitud del capitán del barco fue “una cobardía”.
Morales llegó en la madrugada de este jueves a Lima junto a un grupo de 40 tripulantes peruanos del crucero, quienes fueron recibidos con algarabía por sus familiares.
El tripulante peruano, quien trabaja desde hace diez años en la línea de cruceros, reafirmó que el Costa Concordia se hundió “por un error humano” y no dudó en considerar “una cobardía” la decisión del capitán Francesco Schettino de abandonar la nave y abordar uno de los botes salvavidas después el accidente. Morales también confirmó a periodistas que los oficiales tardaron en dar la señal de emergencia y solo les dijeron que “las fallas eran eléctricas y se estaban arreglando”.
“Todo estaba ya en caos, bajamos con el chaleco (salvavidas) y ya me dijeron que el barco se estaba hundiendo”, relató y señaló que gracias a la preparación que había recibido, envió a los pasajeros hacia la cubierta. “Los pasamos a la lancha y la que me tocaba a mí estaba a cargo de un chico filipino, que en el primer embarque estaba en shock, tuve que ponerlo en orden”, acotó.
Morales dijo que logró subir a unas 150 personas en un primer bote, pero que este no podía ser descolgado porque se había trabado y solo lograron completar la maniobra cuando otro tripulante cortó las amarras con un cuchillo.
El peruano dijo que luego embarcó a los pasajeros de una segunda lancha, cuando ya el crucero estaba inclinado, tras lo cual volvió a su habitación para recoger su celular y su cámara fotográfica.
“El camarero y yo volvimos a embarcar en la segunda lancha, tiramos las cuerdas, era un trabajo terrible, esforzado en ese momento, por el caos, la gente gritaba, lloraba y yo tenía que tranquilizarla”, manifestó.
A pesar de esta tragedia, Morales aseguró que volverá a Italia en abril próximo para sumarse a la tripulación de otro crucero.
Su relato fue confirmado por otros tripulantes peruanos, como ngel Paredes, quien sufrió la luxación del brazo derecho tras resbalar mientras intentaba abordar un bote.
“Apoyamos a toda la gente como nos habían enseñado en los cursos, luego quise salir, pero resbalé”, relató. Rebeca Palomino, quien por primera vez era parte de la tripulación de un crucero, remarcó que todos los tripulantes “salvaron vidas” e indicó que espera embarcarse en otra crucero dentro de un mes.
Rudy Mendoza, quien trabajaba en el casino del Costa Concordia, ratificó a periodistas que los tripulantes reaccionaron tal como habían sido preparados, mientras que el bombero Renzo Acasiete enfatizó que él sabía “lo que tenía que hacer”.
“Cada uno tiene un puesto en emergencia, eran las diez de la noche y empezó todo a temblar, comenzaron a caerse las mesas, la gente empezó a caer en pánico, se volvió a ir la luz, luego retornó.
No nos avisaron de inmediato con las siete campanadas”, explicó.
Casi todos los tripulantes peruanos señalaron que conocían a la desaparecida camarera peruana Erika Soria y ratificaron que la vieron por última vez a bordo de un bote salvavidas.
El diario El Comercio señaló hoy que la empresa del crucero informó que ha asumido los gastos de atención médica y psicológica que requieran los peruanos y le ha entregado una indemnización por pérdida de bienes de 3,500 dólares.
Unas 4,229 personas se encontraban en el Costa Concordia al momento del naufragio y hasta el momento se han reportado 11 fallecidos y más de 20 desaparecidos.
Uno de los fallecidos fue el peruano Thomas Costilla Mendoza, quien era miembro de la tripulación y tenía una amplia experiencia trabajando en cruceros.