“No temas, hoy… o nunca”. “Militarismo NO, democracia SÍ”. “No más Somoza en el poder”. Rezaban las pancartas más populares. Eran las diez de la mañana y una multitud de nicaragüenses se dirigía a la Plaza de la República, caminando a lo largo de toda la Avenida Central de Managua, sobre la avenida Roosevelt.
Era parte del grupo de oposición. Se habían unido y salieron a la calle para reclamar unas elecciones presidenciales libres y limpias. Todo un día plantados con pancartas, discursos y gritos. Pero no todos pudieron regresar a casa.
La Guardia Nacional también estaba ahí. Antes de caer la noche se oyó un disparo. El hombre que estaba sobre un camión de bomberos, sosteniendo una manguera y listo para reprimir con agua a los manifestantes, fue el primero en caer. Era el teniente Sixto Pineda Castellón.
Sin saber de dónde provenía el disparo, el fuego de la Guardia se desató contra los civiles.
“El fuego no cesó hasta que a la guardia de Somoza se le acabaron las balas, pero el enfrentamiento duró al menos media hora”, recuerda el ingeniero Dionisio Marenco, exalcalde de Managua, quien perteneció al comité de jóvenes que ayudaron en la convocatoria como parte de la oposición.
“La gente se replegó, el que podía se defendía con palos y piedras, pero ellos tenían ventaja. Corrí. Cuando vi hacia atrás, la calle estaba desolada, llena de cadáveres”, recuerda.
En febrero de 1967 Anastasio Somoza Debayle fue declarado presidente en un proceso electoral manchado por la sangre de civiles y en un ambiente de represión.
A 45 años de esta masacre política Marenco lamenta que en Nicaragua aún no se goce de un verdadero civismo.
10:00 a.m.
La Unión Ciudadana por la Democracia conmemorará el 45 aniversario de la masacre con una manifestación frente a la Asamblea Nacional, hoy.
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