Agencias Vida
Los bebés presentan un crecimiento acelerado durante el primer año de vida, por lo que necesitan de mucho alimento para poder cubrir las necesidades. Pero cuando no quieren comer los padres pueden cambiar alimentos que al niño le resulten más apetecibles, dentro de no permitirle caprichos que no les convengan nutricionalmente.
No es recomendable ofrecerles, por sistema, alternativas al alimento que le ponemos sobre la mesa. Si no tiene hambre, que no coma.
Crear un ambiente agradable y adecuado, aunque sin dejar que el niño se entretenga con la tele, pierda el ritmo o no ubique el acto de comer con el lugar donde comer.
Hacerle disfrutar la comida y de la compañía. Sentarle a la mesa con nosotros para que se apropie de nuestros hábitos y pueda disfrutar de un momento en familia. Hay que tener en cuenta que si el niño está enfermo, es normal que tenga poco apetito debido a que su nivel de actividades físicas y mentales estarán disminuidas por el decaimiento que le provoca la enfermedad.
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