César Úbeda Bravo
Francisco Xavier Aguirre Sacasa, excanciller y presidente de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional, regresó este fin de semana de Washington DC.
Durante su estancia en ese país, aprovechó para reunirse con importantes líderes del congreso estadounidense, entre ellos el influyente senador Roberto Menéndez, demócrata de Nueva Jersey y presidente del subcomité para el Hemisferio Occidental en la Comisión de Asuntos Extranjeros de la Cámara Alta.
En entrevista concedida a LA PRENSA, Aguirre Sacasa asegura que la percepción del presidente inconstitucional Daniel Ortega —tanto en EE. UU. como en Europa Occidental— es de un funcionario que está desmantelando la democracia representativa, el Estado de Derecho y la institucionalidad en Nicaragua.
Durante su reciente visita a Washington se profundizó la crisis entre Nicaragua y Estados Unidos. ¿Esto lo tomó por sorpresa?
Honestamente no. Y no creo que hay un empeoramiento solo entre Nicaragua y Estados Unidos. Es un empeoramiento o crisis, a como vos la llamás, con la Unión Europea también, o al menos con algunos de sus miembros más importantes.
Era de esperarse que las relaciones entre lo que podríamos llamar las principales democracias liberales del mundo occidental y Nicaragua se diesen por muchas razones. Algunas no son trascendentales pero sí sirvieron para envenenar el ambiente, para “hacer la cama”, a como decimos. Me refiero, por ejemplo, a la retórica hostil y hasta irrespetuosa hacia estos países que caracterizó el discurso que manejó la Administración Ortega entre 2007-2011.
Otras facetas de la política internacional del comandante Ortega fueron más dañinas, más serias. Me refiero al acercamiento del Gobierno nicaragüense a países conflictivos para el Occidente como la Libia de Gadafi y sobre todo a Irán cuyo jefe de estado, Ahmadineyad, es visto con muy malos ojos en Washington y en las capitales de Europa occidental. No puedo sobredimensionar para vos los anticuerpos que hay en los Estados Unidos hacia Ahmadineyad y lo mucho que nos ha perjudicado las relaciones de Nicaragua con su régimen. El distanciamiento al mismo tiempo entre Nicaragua y el Estado judío, combinado con las estrechas relaciones que mantiene con Irán, se han combinado para crear un cóctel explosivo para nosotros.
detonante de crisis fueron LAS elecciones fraudulentas
Finalmente, existe una percepción en Washington y en Europa occidental de que el comandante Ortega ha estado sistemáticamente desmantelando la democracia representativa, el Estado de derecho y la institucionalidad en Nicaragua. No olvidés que estos países han invertido enormes cantidades del dinero de sus contribuyentes para ayudarnos a construir una democracia liberal en Nicaragua y ahora se sienten frustrados que todo este esfuerzo ha sido en vano. Esto ha creado una enorme frustración entre los latinoamericanistas, al menos en Estados Unidos, hasta el punto que cuando estuve en Washington, en noviembre, un senador me afirmó que ya no había ninguna simpatía para Daniel en el Congreso. No había nadie que lo defendiera. Solo hacía falta un detonante para que las relaciones entraran en crisis y este detonante fueron las elecciones fraudulentas del 2011.
Hemos visto varios pronunciamientos contra de Daniel Ortega por parte de congresistas republicanas como Ileana Ros-Lehtinen. ¿El problema de Ortega es solo con la derecha norteamericana?
Tu pregunta es interesante porque algunos en Nicaragua parecen pensar que el malestar con el comandante Ortega en Washington es solo una cosa republicana. Mi lectura es totalmente diferente. El senador que me dijo hace meses que Daniel ya no tenía defensores en Washington es una destacada figura del Partido Demócrata. Y no olvidés que recientemente los senadores Bob Menéndez y Marco Rubio se juntaron para vetar la candidatura de Johnathan Farrar como próximo embajador estadounidense en Managua. Y si bien es cierto que Rubio es republicano, Menéndez es un demócrata, y un demócrata influyente. Preside el subcomité para el Hemisferio Occidental de la Comisión de Asuntos Extranjeros del Senado. Su peso específico es muy grande. Quizás es el legislador estadounidense más influyente para asuntos hemisféricos porque es miembro de la Cámara Alta y pertenece al mismo partido que el presidente Obama.
En resumen, hay profundas contradicciones entre los dos grandes partidos norteamericanos, especialmente en un año electoral como este. Pero en el caso de Nicaragua, veo una coincidencia que se da en muy pocos otros temas.
AMBIENTE EXPLOSIVO PARA NICARAGUA
A propósito de las elecciones presidenciales de este año, ¿qué efecto podrían tener en las relaciones entre Nicaragua y Estados Unidos?
Es difícil predecir. Estas elecciones y los serios problemas económicos que enfrentan tanto los Estados Unidos como los países europeos podrían ser una distracción. Pero, por otro lado, el tema del “eje Caracas, Managua, La Habana Teherán” ya lo han citado precandidatos republicanos en sus primarias y en cualquier momento podrían usarlo como tema para atacar a Obama, para tildarlo de débil en asuntos internacionales. Lo que te estoy diciendo es que sería un error creer que estas elecciones resultarán en inacción. Creémelo, existe un ambiente potencialmente explosivo para Nicaragua.
A propósito de ese ambiente potencialmente explosivo, en vista de las recientes declaraciones de Hillary Clinton, ¿considera usted que Estados Unidos vetará la ayuda que Nicaragua recibe de los IFIs como el Banco Mundial, BID y FMI?
En primer lugar, hay que estar consciente que el “locus” para las iniciativas en contra del Gobierno Ortega ha sido el Congreso norteamericano. Incluso, existe una cierta frustración en el Capitolio con la inacción del Departamento de Estado hacia Latinoamérica en general y en el caso de Nicaragua en particular.
Esto, a su vez, ha resultado en presiones políticas que senadores y congresistas le han puesto a Clinton como el rechazo al nombramiento de Farrar. Visto en este contexto, considero que las declaraciones de la canciller Clinton son una respuesta a estas presiones y una advertencia para Nicaragua.
PELIGRA AYUDA
¿Los Estados Unidos pueden vetar la ayuda del Banco Mundial y del BID a Nicaragua?
Estás tocando un tema importante en donde existe mucha confusión. Hablando estrictamente, los Estados Unidos no tienen el poder de veto en ninguna de las tres instituciones financieras internacionales (IFIs) basadas en Washington. Y hablo de las tres porque creo que la advertencia de la señora Clinton incluye al FMI, aunque no mencionó al Fondo específicamente. Veamos los números. Los Estados Unidos tienen el 30 por ciento de los votos en el BID, el 17 por ciento en el FMI y el 10 por ciento en el Banco Mundial para créditos blandos que son los que Nicaragua recibe. O sea, que si llegase a una votación, no podría vetar futuras operaciones. Pero hay dos factores que no debemos de perder de vista. Primero, como el accionista más importante en cada una de las IFIs, los Estados Unidos podrían bloquear nuevas operaciones antes de que llegasen al directorio utilizando su poder de apalancamiento. Y en segundo lugar, estoy convencido que Estados Unidos está trabajando con sus principales aliados en Europa y Asia para consensuar una posición unificada hacia Nicaragua, incluyendo en las IFIs. Creo que esta nueva estrategia todavía es una obra en marcha, pero no me cabe la menor duda que ya hay pláticas en este sentido.
El excanciller estima que Estados Unidos podría dar indicaciones en las próximas semanas de cómo están viendo a Nicaragua. Por ejemplo, la confirmación de la nueva embajadora estadounidense para Nicaragua, Phyllis Powers, que está programada para la primera quincena de febrero. Indicó que será interesante ver si se posterga o cuál es el ambiente que se dará en ese proceso de confirmación, si se respeta el calendario actual.
“Lo que sí tengo claro es que por primera vez desde los años ochenta, Nicaragua está de nuevo en la pantalla de radar de los Estados Unidos y de las democracias liberales de Europa y el Japón, y por razones malas que se hubieran podido evitar”, manifestó el excanciller Aguirre Sacasa.
Ver en la versión impresa las páginas: 7 A