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Huye del país por miedo a orteguistas

Después de haber cruzado por puntos ciegos las fronteras del vecino del sur, el exfuncionario del Instituto Nacional Forestal (Inafor) se declaró perseguido político por el gobierno de Daniel Ortega, y demandó asilo de las autoridades costarricenses.

Elízabeth Romero

Después de haber cruzado por puntos ciegos las fronteras del vecino del sur, el exfuncionario del Instituto Nacional Forestal (Inafor) se declaró perseguido político por el gobierno de Daniel Ortega, y demandó asilo de las autoridades costarricenses.

Darwin Ariel Flores Larios denunció al diario La Nación que supuestamente se vio obligado a abandonar el país porque su vida estaba en peligro.

Flores, quien fue subdirector jurídico del Instituto Nacional Forestal (Inafor), donde se desempeñó hasta diciembre del 2008 dijo: “Soy perseguido político en mi país, por el régimen de Daniel Ortega, y como mi vida estaba en peligro tuve que huir”.

En su relato sostuvo que la noche anterior a su huida debió salir a escondidas a través de los patios de las casas vecinas, para sortear la vigilancia que aparentemente le habían montado durante el día y la noche frente a su vivienda.

“Me persiguen físicamente, me persiguen en motocicleta, en camionetas, vigilan mi casa y donde voy. Soy perseguido por las fuerzas del orteguismo en Nicaragua”, afirmó Flores.

El 2 de marzo del 2010 la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia emitió la sentencia número 58, a través de la cual resolvió un recurso de amparo a favor de Flores, por haber sido despedido de su cargo. Según la misma, esa Sala manda al Inafor a restaurar a Flores en su puesto de subdirector de asesoría legal de esa institución, lo que no ocurrió.

Sobre lo denunciado por Flores, el coordinador jurídico del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Gonzalo Carrión, refirió que no es extraño que Nicaragua expulse a su población ya sea por una persecución directa o por lo insoportable de la situación que vive el país.

“El ambiente de hostilidad para la función pública es evidente en el contexto de la situación de polarización, la apropiación del poder como un patrimonio familiar, (esto se) vuelve insoportable para la gente que es funcionario público que no haga sintonía con alguna irregularidad”, expresó Carrión.

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