La celebración del VIII Festival de Poesía realizado en la ciudad de Granada ha venido a confirmar la vocación y tradición en nuestro país del arte poético, que es una de las expresiones que contribuye a caracterizar la identidad de la cultura nicaragüense. Francisco de Asís Fernández (Chichí), con el valioso apoyo de muchas otras personas, ha hecho de Granada durante estos festivales el punto de convergencia de poetas prominentes de diferentes países y continentes y, como ya es reconocida, la “capital mundial de la poesía”.
Esta vez el evento fue dedicado a Carlos Martínez Rivas, sin lugar a dudas uno de los más grandes poetas nicaragüenses. Carlos, de quien tuve el privilegio de ser su amigo, además del cantor insigne de La insurrección solitaria , fue un hombre de una cultura y erudición excepcionales. Recuerdo la Cátedra Carlos Martínez Rivas que la UNAN-Managua creó durante mi rectorado en esa institución, la que me fue propuesta por el director del Departamento de Cultura de entonces, Pablo Centeno Gómez, una de las personas con mayor conocimiento de la vida y obra del poeta, y presentada por mí al Consejo Universitario que la aprobó por unanimidad. Desde esa Cátedra Carlos dio sus excepcionales conferencias sobre poesía, pintura y arte en general.
Como anécdotas personales recuerdo cuando él presentaba mi libro La utopía posible en el auditorio Salomón de la Selva de la UNAN-Managua. Carlos centró su exposición en uno solo de los ensayos, Pushkin: el profeta , describiendo con pasión la obra, vida y muerte del gran poeta ruso de quien narró con voz entrecortada por la emoción, el momento en que Pushkin, en su lecho de muerte, se despide de lo más amado por él en esta vida: sus libros.
[/doap_box]
En otra ocasión y durante una conferencia mía sobre Nietzsche en el mismo auditorio Salomón de la Selva, recuerdo que dije que difícilmente había existido un filósofo más radical y demoledor que Nietzsche, salvo quizás, Emile Cioran, el filósofo de origen rumano quien vivió y escribió la mayor parte de su obra en París, donde murió en 1990. Cioran fue autor de obras como Silogismos de la Amargura , Historia y Utopía , La caída en el tiempo , El inconveniente de ser , La tentación de existir , Breviario de los vencidos , entre otras. En el momento del diálogo con el público, Carlos dio una estupenda y breve conferencia sobre Cioran, expresando lo que a su juicio era lo esencial de su pensamiento en los libros que yo había mencionado.
Habría muchas otras anécdotas que referir, como aquel memorable diálogo sobre pintura que sostuvo en el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica, con Armando Morales, posiblemente el más grande pintor en la historia nicaragüense, en ocasión de la conferencia dictada por Armando esa noche.
El reconocimiento a Carlos en el VIII Festival lo ha sido también para la poesía y para la tradición en nuestro país de ese arte sublime, caracterizado por la excelencia de su tradición artística, en ese género, sin dejar de lado la pintura, la música y la literatura en general.
Uno de los retos que enfrenta la cultura en Nicaragua es el de desarrollar paralelamente el pensamiento y la razón, campos en los cuales la historia nicaragüense ha dejado un vacío. Creo que es fundamental para un desarrollo más pleno tratar de integrar la sensibilidad y el pensamiento, la imaginación y la razón. Octavio Paz en una de sus obras, refiriéndose a América Latina, ha expresado que uno de los problemas de nuestra región es no haber tenido siglo XVIII, es decir, el siglo en que se produjo la revolución racionalista y el movimiento de la Ilustración que transformó a Europa y abrió las puertas a la Modernidad.
Por supuesto que no se trata de confrontar y mucho menos de excluir una cosa por la otra, sino de tratar de desarrollar mediante la práctica, la razón y la acción, aquellos aspectos en los que nuestra práctica histórica no ha incursionado o lo ha hecho en forma insuficiente. Como decía no se trata de hacer un país de filósofos o un país de poetas, sino de comprender y llevar a la acción la integración entre filosofía y poesía, teniendo en cuenta que la una siempre se realiza en la otra y que la sensibilidad es parte de la inteligencia y, correspectivamente, la inteligencia racional es una forma de la sensibilidad. La “inteligencia sentiente” como la llamó Xabier Zubiri.
De un tiempo a esta parte he comenzado a observar en diferentes sectores un creciente interés por el pensamiento y su necesaria aplicación sobre todo al campo ético, político y social. En este sentido, un grupo de jóvenes ha comenzado a reunirse con el objeto de leer, escribir, exponer y dialogar sobre temas relativos a la razón y la filosofía. El Grupo Interuniversitario del Pensamiento Crítico, que se encuentra en fase de formación, reúne a jóvenes de varias universidades, privadas y públicas del país y espera poder consolidarse con el fin de aportar sus puntos de vista desde la perspectiva del pensamiento crítico, en el análisis y discusión de los principales problemas políticos, éticos, sociales y culturales de Nicaragua, América Latina y el mundo.
Igualmente, he tenido acceso a diferentes ensayos no publicados aún de autores nicaragüenses, sobre el tema del pensamiento, la poesía y la imaginación.
La realización de este VIII Festival de Poesía nos da pie para esta breve reflexión sobre sensibilidad y pensamiento, sobre todo cuando el destinatario es Carlos Martínez Rivas, síntesis de ambas expresiones del espíritu humano. Por ello citando la última estrofa de su inmortal poema, quiero evocar con estas palabras lo que dije en 1997 en el homenaje nacional que le brindaron, un año antes de su muerte, la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN-Managua, el Instituto Nicaragüense de Cultura, el Foro Nicaragüense de Cultura y el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica.
Amparado en su poesía, quiero hacer de Nicaragua, la posibilidad nunca extinguida, la esperanza nunca muerta del paraíso recobrado:
“Cuando sobre este aire limpio, inaugurado,colocaremos otra vez la rama, la manzana,el pájaro y la estrella” Jurista, filósofo y escritor nicaragüense
Ver en la versión impresa las páginas: 9 A
