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Participar o no en elecciones municipales
La oposición política partidista de Nicaragua —que prácticamente ha quedado reducida a la Alianza PLI, tal como lo señaló el jefe de la observación electoral de la Unión Europea—, tiene que pensar muy bien la decisión que tomará acerca de participar o abstenerse en las elecciones municipales del próximo mes de noviembre.
En un comunicado que dio a conocer el 13 de febrero corriente, el partido Alianza PLI omitió pronunciarse categóricamente acerca de que si tiene el propósito de participar o abstenerse en los comicios municipales de este año. Sin embargo, la Alianza PLI insinúa en esa declaración que podría presentarse a tales elecciones, si el Gobierno acepta las propuestas de reformas electorales recomendadas por la OEA y la Unión Europea, las cuales, según el partido de la oposición política parlamentaria “constituyen una base apropiada para discutir y acordar el mínimo de condiciones que hagan de las próximas elecciones municipales la oportunidad para retomar el cauce de la institucionalidad democrática”.
En realidad, participar en las elecciones municipales de noviembre bajo la conducción del mismo Consejo Supremo Electoral ilegítimo y espurio, y sometidos a las reglas y trampas mediante las cuales se consumó el fraude en las elecciones nacionales del 6 de noviembre pasado, parecería un disparate o un suicidio político ante la ciudadanía nicaragüense democrática. Si se mantienen las mismas condiciones, las elecciones municipales de noviembre podrían ser percibidas como una farsa y a los participantes como falsos opositores, como una oposición zancuda, colaboracionista y complaciente con el régimen.
El diputado eurosocialista español Luis Yáñez Barnuevo, jefe de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (MOE-UE) en los comicios fraudulentos de Nicaragua realizados en noviembre pasado, opinó a título personal pero con mucha autoridad, que si el régimen de Daniel Ortega no acoge y aplica las recomendaciones europeas para asegurar la transparencia electoral no valdría la pena venir a observar las elecciones de noviembre. Pero el régimen de Ortega no ha invitado a la UE a observar esas elecciones, como el mismo Yáñez lo dijo, ni suele esa entidad observar comicios municipales, de modo que lo dicho por Yáñez significa en lenguaje llano, no diplomático, que sin los cambios recomendados esas elecciones serían fraudulentas.
A estas alturas el régimen orteguista no ha dado muestras de estar dispuesto a acoger las recomendaciones de la Unión Europea, ni siquiera las de la OEA que son menos sustantivas. Ortega al parecer está muy satisfecho con el trabajo sucio que le ha hecho “su” poder electoral, quiere mantenerlo sin cambios y le bastaría que en las elecciones municipales de noviembre participara únicamente como comparsa, la seudo oposición de partiditos comprados, zancudos y complacientes.
Pero todavía no se han escrito todos los capítulos de esta historia y mucho menos su epílogo. Cualquier cosa puede pasar en este país donde la institucionalidad es tan frágil y la política tan volátil. De manera que la oposición no debe precipitarse, tiene tiempo para tomar una decisión bien meditada y razonable. Y es muy importante que escuche antes a los distintos sectores sociales del país y tome en cuenta sus opiniones y propuestas.
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