Anne Pérez Rivera
El 90 por ciento, aproximadamente, del agua que se consume en Managua proviene del manto acuífero de la Meseta de los Pueblos y Ticuantepe.
“Lo que pase en los cuerpos de agua en esas otras zonas nos importa, porque la consumimos”, dijo el especialista Salvador Montenegro.
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Las lagunas se han convertido en verdaderos “basureros subacuáticos”, a juicio del científico y director del Centro de Investigaciones de Recursos Acuáticos (CIRA), Salvador Montenegro, quien además señaló que debido a la interconexión entre los mantos acuíferos hay un serio riesgo de contaminación en la calidad del agua que se extrae para consumo humano.
Montenegro explicó que las lagunas de Asososca, Nejapa, Tiscapa y hasta la Laguna de Masaya, urgen por un plan de administración que les garantice la extracción de todos los desechos acumulados y la eliminación de manera permanente de todas las fuentes de contaminación.
“Prácticamente ningún cuerpo de agua en el país se encuentra libre de la acumulación de basura, por eso es que urge que las cuencas hídricas de esos lagos y lagunas tengan un plan de administración en el que se defina cuál es el uso al que debemos dedicar cada una de estas lagunas, que evidentemente en la mayoría de casos es el turismo. Y el turismo y el depósito de la basura es incompatible”, señaló el estudioso de las aguas.
Según indicó, aunque las lagunas tienen un gran potencial turístico, actualmente “son sometidas como receptoras de desechos y eso es injustificable”.
A finales de la semana pasada, la Unidad Humanitaria y de Rescate Comandante William Joaquín Ramírez Solórzano logró llenar unas 226 bolsas grandes con desechos sólidos y basura lanzada en las laderas de la laguna de Asososca, una situación que se ha repetido en el resto de lagunas de la capital.