Crítico
La cumpleañera sitúa en las salas formales con esplendidez selectiva y donde sea posible ventilar sus holguras sonoras, a nuestra música, la que por permanecer es clásica en el temperamento genuino.
Partituras dispersas, signos que vegetaban en el anonimato, los ha llevado a la sala internacional. Su proyección repercute no solo en este campo, se extiende a la ejecución versátil y así la vemos exponiendo a compositores de diversas nacionalidades de latente imagen.
No puede dejar de decirse que en los veinte años ha desempeñado una función didáctica de utilidad para satisfacer la vocación de las nuevas generaciones en el lazo de la creación y la interpretación. Y ese es un mérito relevante digno de ser enfatizado en el ropaje integral que la cubre: orquesta y maestra.
El miércoles 21 de marzo la Camerata Bach pondrá el acento de la concordancia en cada uno de los veinte años celebrados, en el Teatro Nacional Rubén Darío. Será una síntesis sonora de su historia.
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