Elízabeth Romero
En un relato entrecortado constantemente por el llanto, Ana María Martínez, madre de Militza Malinali Matute Martínez, expresó cómo la vida de su hija se consume poco a poco, después que fue violada en la universidad donde estudiaba becada en Venezuela.
Ni los gobiernos de Venezuela ni de Nicaragua responden por el caso, pese a que ella viajó becada por el Instituto de la Juventud
Se sospecha que para violarla, le dieron un químico que aparentemente le causó daño cerebral.
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El año pasado la regresaron a Nicaragua. Lo extraño para Martínez fue que cuando la directora de la Escuela Latinoamericana de Medicina doctor Salvador Allende, Sandra Moreno, llegó hasta el aeropuerto Augusto C. Sandino con ella, no le explicó lo que después leyó en un expediente que le entregó.
En el mismo aparecía que su hija había sido sometida a intervención quirúrgica, pero la fecha coincidía con su estadía en Nicaragua, donde nunca la operaron.
Pero lo peor fue saber que la joven había sufrido una violenta reacción en que hasta intentó lanzarse a un autobús en marcha. “Tuvo que ser algo grave”, opina Martínez. De eso la mujer nunca fue informada. “Me trajeron a una bebé, les di una joven sana”, llora.
La muchacha que partió feliz en busca de sus sueños de regresar con un título de medicina, ahora “se despierta por las noches gritando que la violaron y le dolió”, comenta su madre. La muchacha identificó al violador como un monitor de la universidad donde estudiaba, de nombre Luis Gonzalo.