14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
Alejandro Serrano Caldera

Nicaragua y la política

Creo que es imprescindible al analizar la situación de Nicaragua, hacer referencia a lo que es y ha sido su idea y práctica de la política, pues mientras no comprendamos adecuadamente las características dominantes y sus causas, los escenarios continuarán repitiéndose en un círculo vicioso del que pareciera difícil salir.

Tal empeño no conlleva a un descuido de los hechos concretos y de las situaciones específicas que forman la realidad inmediata y actual, sino que, por el contrario, significa la posibilidad de tratar de interpretar esa realidad en el contexto de un cuadro más amplio y complejo al que ella misma pertenece.

No se trata de dejar de ver el árbol por el bosque, pero tampoco de dejar de ver el bosque por el árbol, sino de ver ambos, el árbol que forma parte del bosque y el bosque que está formado por la agrupación de árboles individualmente considerados. Para una visión correcta debería aplicarse la idea de conjunto, la relación dialéctica entre la parte y el todo y viceversa.

Si nos situamos en esa posición, habría que comenzar preguntándonos por algunas de las características relevantes de la cultura política a través de la historia nicaragüense, sobre lo cual Don Emilio Álvarez Montalbán nos ha aportado en su excelente libro sus valiosas reflexiones. Sobre el tema, me atrevería a decir que rasgos preponderantes en su configuración son, entre otros, como expresaba José Coronel Urtecho, la caracterización de nuestra historia no por el diálogo, sino por la guerra civil, pero además de la violencia que una situación semejante conlleva, habría que mencionar lo que se podría denominar como la política incivil, caracterizada por la indiferencia de los dirigentes políticos de distintas tendencias e ideologías ante los problemas sociales, económicos, institucionales y políticos del país.

Eso que me he permitido llamar la política incivil, ha conducido su quehacer en un oscilar del péndulo que va del facto al pacto, de la confrontación a la confabulación en un ir y venir repetitivo y reincidente en las mismas violencias, trampas y manipulaciones que solo buscan el beneficio personal, partidario y de grupos, al margen de los verdaderos problemas que requieren atención y solución en el país.

[doap_box title=”La caracterización de nuestra historia” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

  • “La caracterización de nuestra historia no por el diálogo, sino por la guerra civil, pero además de la violencia que una situación semejante conlleva, habría que mencionar lo que se podría denominar como la política incivil, caracterizada por la indiferencia de los dirigentes políticos de distintas tendencias e ideologías ante los problemas sociales, económicos, institucionales y políticos del país”.

[/doap_box]

La consecuencia más directa de una situación semejante ha sido la reproducción de la figura del caudillo omnipotente y omnisciente que tiene en sus manos premio y castigo y pretende tener la solución providencial de los problemas y dificultades que afligen al país, sin reconocer que más que parte de la solución es el problema mismo surgido de la autocracia y el autoritarismo.

En vista de lo anterior convendría dar un paso adelante en el análisis y preguntar y preguntarnos ¿por qué esto? Quizás ante tal interrogante surge un intento de respuesta que nos señala vacíos y comportamientos inadecuados que conducen a la situación que estamos analizando. Entre ellos cabría mencionar la ausencia de cultura institucional, de estrategia de país, de estructura conceptual y ética del poder, y por el otro lado, la presencia de una idea fáctica y mítica del mismo, fruto todo ello quizás de la falta de un pensamiento crítico que sea del dominio de la sociedad en su conjunto.

En este punto de la reflexión, pienso que convendría dar un nuevo paso y formular una vez más otra pregunta que en este caso sería ¿qué debemos y podemos hacer? Pienso que frente a esta interrogante habría que formular consideraciones relativas a lo inmediato y a lo mediato del problema.

En lo que respecta a la situación inmediata, considero fundamental tener presentes las situaciones más conflictivas y contradictorias como son aquellas referentes a la crisis del Estado de Derecho, consecuencia de la falta de nombramientos adecuados de los funcionarios cuyos períodos se encuentran vencidos, pero que a pesar de ello continúan en sus cargos mediante decreto inconstitucional del presidente de la República; la reestructuración del Consejo Supremo Electoral, severamente cuestionado por entidades de observación nacional, internacional y de la opinión pública en general, en relación a lo que han señalado como irregularidades cometidas en las pasadas elecciones nacionales de noviembre del 2011; la necesidad de reforma a la ley electoral y de otras leyes para adecuar y agilizar los procesos de elección; y sobre todo, el respeto de parte del ejecutivo y demás poderes del Estado, a la Constitución Política y el sistema legal e institucional.

En lo que concierne a la situación mediata, se requiere una formulación estratégica, más que táctica, que haga énfasis en el fortalecimiento de la educación; en el desarrollo de una ética del pensamiento crítico, sobre la base de un sistema de valores y principios que sustenten el quehacer político y social en el país; la redefinición conceptual y cultural del poder, cuya base ética, filosófica y jurídica surge de la relación que hay entre esos valores sociales, el contrato social, que es el acuerdo sobre los mismos, la sociedad, que es el resultado de ese contrato, el Derecho, que es la expresión normativa de esa voluntad colectiva, el Estado, que es el conjunto de poderes, órganos e instituciones que hace posible el cumplimiento de la voluntad general expresada en la Constitución y en la ley, y el poder que es el ejercicio del mandato de la soberanía ciudadana, contenida en el sistema legal e institucional.

La falta de adecuada comprensión de este sistema conceptual, ético y jurídico, y el hecho de que el mismo no forma parte de nuestra cultura e identidad, hace que los principios de legalidad y legitimidad se deformen y que el poder se vuelva omnímodo y autosuficiente. Es este uno de los grandes desafíos del poder, aún del que nace de los procesos revolucionarios, pues aunque en su intención inicial haya sido democrático y libertario, tiende, a consecuencia de su propia tendencia implícita, a convertirse en autoritarismo que niega su propio origen y razón de ser.

Ante las características de la política y del poder en la historia nicaragüense, es imprescindible el fortalecimiento de la educación en valores cívicos y ciudadanos, como parte de un proceso de desarrollo del pensamiento crítico, sin el cual el ejercicio del poder y la práctica de la política se transforman en verdades absolutas de la autocracia y el autoritarismo, en una sociedad que requiere urgentemente el respeto a la democracia, la libertad y el Estado de Derecho.  

Jurista, filósofo y escritor nicaragüense.

Columna del día Cultura Opinión Nicaragua política archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí