Por: Felix Rivera M
El seis e mayo, concluirán las actividades con una misa en la comunidad La Naranjita, ubicada en la carretera que va de San Rafael del Norte a Yalí.
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Más de diez mil peregrinos, la mayoría provenientes de las comunidades rurales de Jinotega, así como de Estelí, Matagalpa y de Managua, asistieron ayer a la misa del 22 aniversario de la partida de este mundo del querido y venerado sacerdote Odorico D’Andrea, celebrada en el amplio lote donado por el ganadero de San Rafael del Norte, don Ismael Herrera.
El fraile italiano llegó a San Rafael del Norte en 1954 y desde entonces, además de predicar y mantener la fe, transformó a aquel pueblito con un sinnúmero de obras de progreso, como carreteras, escuelas, casas para personas de escasos recursos, agua, saneamiento, dispensario médico, así como capacitación para los habitantes, obras que también alcanzaron a los municipios de La Concordia y Yalí, aunque en menor grado.
D’Andrea, nacido en el seno de una familia acomodada en Italia, vino de su natal Téramo, repatrió parte de su capital y de la herencia familiar, convirtiéndolas en un sinnúmero de obras de progreso y desde su llegada organizó a los líderes de las diferentes comunidades de San Rafael del Norte para trabajar por la fe y por lo que hacía falta en las comunidades, atestiguó don Agustín Renderos, carpintero del fraile.
A la misa concelebrada en San Rafael del Norte asistió el nuncio apostólico y representante de la Santa Sede, monseñor Henryk Josef Nowacki, quien destacó “la excelsa personalidad del extinto sacerdote de la orden San Francisco de Asís, que predicó la fe y vivió con humildad”.
“Por eso vengo a manifestar mi agradecimiento a Dios, por haberle dado ese gran don al siervo de Dios Odorico D’Andrea que marcó para siempre la vida espiritual de la Diócesis de Jinotega, con su ejemplo y la fe profunda de hombre santo de toda su vida y dedicado al evangelio de Cristo y a su Iglesia”, dijo.
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