¿Aquellos amigos de Arnoldo Alemán?

Un ardiente defensor de Arnoldo Alemán y cibernauta de las redes sociales escribía en Facebook esta frase; “Aquellos amigos de Arnoldo Alemán” y a continuación daba una serie de nombres que ahora no están cerca del “máximo líder” y entre esos el mío a quien menciona ahora como uno de sus críticos.

Este amigo quiso en realidad cuestionar las distancias que muchas personas han tomado en la relación que un día tuvieron con el expresidente de la República. En ese particular yo no puedo juzgar por nadie porque cada quien tiene sus razones y motivos, pero sí puedo decir que la fila es enorme y que a ella se suman más y más personas.

Hay en el PLC un cisma. Las fricciones entre oficialistas y reformistas por la suerte del partido echan chispas. Mientras los aduladores del “máximo líder” repiten que la reingeniería es real, los reformistas ven la mano de quien maneja sus hilos y entre un decir y otro “Aquellos amigos de Arnoldo Alemán” se reducen como consumé flameado a fuego lento.

¿Qué pasa realmente? Las convulsiones del PLC dejaron aflorar la piedad por el enfermo, y los que siempre estuvieron conscientes del mal, decidieron actuar y extirpar el tumor con el que se habían acomodado esperanzados en que era pasajero y se podía curar con antibióticos, cuando en realidad lo único aplicable desde hace mucho tiempo es el bisturí.

¿Qué retrasa la operación? El decir que Alemán es el que consigue la plata, que nadie más se mueve por todas partes y que en el partido no hay más figura que él. Si esto fuera así la realidad del PLC sería otra. ¿De qué ha servido la plata conseguida por el “máximo líder”, sus periplos por todo el territorio nacional y que aún siga al frente? El relego a una tercera posición como fuerza política, casi a la par de otras siglas, nos dice claramente que no ha servido de nada.

“Aquellos amigos de Arnoldo Alemán”, a los que el oficialismo del PLC descalifica con epítetos de toda naturaleza, son en realidad más amigos de Alemán que sus más rastreros aduladores y lo son porque le tienden una escalera para que se baje y su retiro sea menos doloroso y así tenga la oportunidad de dar más tiempo a su familia, a su esposa e hijos disfrutando plenamente de su dinero y estrechando su relación con su psiquiatra; La hacienda El Chile.

Hay que analizar claramente que Alemán no es el dueño del PLC, ni él ni su familia. El PLC es de todos los liberales y lamentablemente por muchas de las razones que aquí expongo, otros hermanos ideológicos se fueron a hacer su champa a otro lado. Así el PLC es el padre del APRE y del ALN y no menciono al Movimiento Vamos con Eduardo, porque tras lo que ha pretendido ser hay un “yoismo” vanidoso y narciso tan ofensivo que mejor lo dejamos quieto donde está.

Pienso que ante las debilidades de otras siglas, del ala liberal, la Casilla Uno de PLC sigue siendo una opción aglutinante para el futuro. Sin embargo, no pasará de ser una idea, si el “máximo líder” no atiende los consejos de “Aquellos amigos de Arnoldo Alemán”. Es necesario un desenchufe total de quien lo ha sido todo en política partiendo de la heroicidad, hasta llegar a la villanía. Es hora de trasladar la antorcha, decir gracias a los grandes beneficios y también de pedir perdón por los gigantescos desaciertos.

El autor es periodista y aun convencional del PLC.

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