Moisés Martínez
Si usted fue uno de los que apostó al aire acondicionado del cine en vez de las aguas del mar para calmar el calor abrasador durante estas vacaciones, lo siento mucho. Más allá de lo que tuvo que pagar por el tique para ver algunas de las películas en cartelera, el precio por esas horas de aire fresco sí que fue bastante alto tomando en cuenta las opciones en cartelera. Y por lo que se avizora en los próximos estrenos, no espere que la situación cambie mucho al respecto.
El problema en estos casos es el empuje comercial que arrastra sin misericordia a pequeños mercados como el nuestro. Vea por ejemplo el caso del Lorax , en búsqueda de la trúfula perdida . Ni la rica imaginación del Dr. Seuss o el bello mensaje ambientalista de la historia pudieron sofocar la sensación de hastío de mi parte ante estos personajes hipercafeinados, o escuchar a Danny DeVito machacar terriblemente el español. Pero las masas están encantadas con esta locura infantil, y los millones de dólares recaudados dan por cerrado un negocio exitoso. ¡¡¡Ah!!!… Qué tanto hubiera querido John Carter escuchar algo así.
La otra opción era la segunda parte de Furia de titanes . Entretenimiento desechable con una historia simplona cuyo mayor mérito es no extenderse más de lo necesario. Y finalmente la rimbombante Poder sin límites , una cinta de adoslescentes cargada de muchos clichés y bastante predecible. Podrá parecerle entretenida si es de los que gusta del formato del falso documental, pero este es un recurso que en lo personal me parece se está agotando.
Esta fue la oferta cinematográfica de Semana Santa. No hubo espacio para alguna de las nominadas al Óscar que continúan pendientes de estrenarse (empezando por la ganadora) o cintas de contenido más adulto y reposado. Fue una semana de películas para niños de cuerpo, y mente. Pero bueno, para escapar del calor… cualquier aire acondicionado sirve.
Ver en la versión impresa las páginas: 6 B