Por Wendy Álvarez Hidalgo
Cada año alrededor de 100 nuevos productos intentan formar parte de la oferta exportable estrella de Nicaragua. La mayoría se queda a medio camino, muere. Hay otros que con dificultad sobreviven en el mercado afrontando múltiples barreras, pero están aportando volumen y divisas al crecimiento de las exportaciones del país.
Sus aportaciones quizás no son tan destacables como el café, la carne bovina, el oro, los productos lácteos, pero están presentes en la lista de 104 productos que en 2011 Nicaragua exportó, según datos del Centro de Trámites de las Exportaciones (Cetrex).
¿Sabía, por ejemplo, que Nicaragua vende chatarra metálica, libros, aceites y grasas, cueros y pieles de bovinos preparados, cereales, desperdicio de la industria alimenticia, ajonjolí y madera aserrada a diversos mercados internacionales?
En los últimos dos años también el cacao, la miel, la rosa de jamaica y la okra han empezado a destacarse como nuevos productos no tradicionales de exportación, pero todavía el camino para consolidarlos en la lista de los primeros 20 productos estrella es largo. Es un proceso lento y requiere de un fuerte trabajo de mejoría de calidad, elevar producción, buscar mercados y posesionar marca, asesoría técnica a las pequeñas y medianas empresas, coinciden especialistas en comercio exterior.
Las ventas de estos productos no tradicionales logran superar el millón de dólares cada año y su crecimiento es relativamente constante tanto en volumen como en precios, aunque hay otros que se desploman drásticamente.
Entre los productos no tradicionales que vende el país están la chatarra metálica y los desperdicios alimenticios. El gerente general del Centro de Exportaciones e Inversiones (CEI), Roberto Brenes, señala que ambos productos han encontrado mercado, principalmente la chatarra, que es demandada por los países industrializados que lo reconvierten en materiales nuevos.
Entre los países que compran ese producto está Japón, Corea, Taiwán y China. “Los precios son muy buenos y los compran por toneladas, es bastante fácil de exportar y lógicamente que esto genera mucho empleo, porque son chatarras, el hecho mismo que nos deshagamos de la chatarra es positivo”, afirma.
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En 2011 la venta de chatarra sumó 26.22 millones de dólares y los desperdicios alimenticios 10.75 millones de dólares. Esta última mercancía se vende a los países desarrollados para preparar concentrados animales.
LAS BARRERAS PARA CONSOLIDARSE
Brenes explica que todo nuevo producto que intenta entrar al mercado internacional se tropieza con múltiples barreras, que lo obligan a quedarse en el nacional.
“La mayor parte se queda en el camino, porque no cumple con las regulaciones o con las expectativas del comprador en cuanto a volumen y calidad, pero hay otros que sí lo logran y van quedando como productos establecidos, como es el caso de las frutas exóticas, que van quedando, como las cajetas que ya tienen un mercado cautivo en Estados Unidos y en el mismo Centroamérica”, sostiene Brenes.
Piedad Aguilar tiene 15 años de fabricar bolsos de cuero. Es gerente de Piel y Arte. Entrar al mercado internacional y mantenerse constante en sus envíos no le ha sido fácil. De hecho no ha podido establecerse en el exterior. Sus envíos son esporádicos, pese a que ya ha vendido en países como Japón, Dinamarca y Costa Rica. Fabrican entre 400 y 700 piezas mensuales, pero solo un 15 por ciento se va al exterior.
El negocio de Aguilar se ha encontrado múltiples barreras para exportar. “Los mayores problemas han sido los costos de envíos, vienen los clientes, demandan nuestros productos, pero no se logra porque el costo de envío es carísimo”, explica. La empresa también afronta problemas para conseguir cuero de buena calidad en el mercado nacional.
EN MANOS DE PYMES
Sonia Somarriba, gerente de Comercio y Cooperación de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN), explica que el problema es que todos estos productos no tradicionales están en manos de pequeñas y medianas empresas que se les dificultad cumplir con los requerimientos técnicos y fitosanitarios que exigen los mercados internacionales.
“Les rechazan sus envíos por el tema del empaque, de residuos químicos, por el tema de que no están bien etiquetados o rotulados. Estos temas parecen sencillos, pero a la hora llegada no los dejan entrar”, añade.
Las mayores dificultades afectan a los alimentos, pese a esto gran parte de la cesta exportable está compuesta por este tipo de productos. En la lista hay piña, cebolla, embutidos, frutas frescas, yerbas y especies. Somarriba explica que otra dificultad que afrontan todos estos productos no tradicionales es que los márgenes de precio en el mercado internacional no corresponden con el costo de producción en Nicaragua.
La mayoría de todas estas barreras también enfrentan los productos tradicionales, pero se agravan más en aquellas mercancías que no forman parte de la lista de productos exportables estrella.
¿QUÉ HACER?
Consolidar el aporte de todos los productos no tradicionales no es tarea fácil, pero no es imposible. Brenes y Somarriba señalan que el punto de partida de todas las empresas que vendan productos no tradicionales es buscar asesoría, para realizarles un diagnóstico y ver las oportunidades de mercado en exterior, de tal manera que se cumplan con todos los requerimientos para mantenerse en el mercado.
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