Llegó el fin de la quincena y a doña Consuelo Muñoz le toca ir a pagar a la pulpería. Arroz, azúcar, pollo y leche están anotados en su pequeña tarjeta, que compara con el cuaderno de la pulpera. Cancela e inmediatamente se le abre una nueva cuenta a pagar el 30 de este mes.
El fiado es de las actividades más comunes en la economía familiar de los nicaragüenses, la que según estima él sociólogo Cirilo Otero es utilizada por el 70% de los nicaragüenses. “Es un estimado comparable con los porcentajes de personas que viven en pobreza en el país, que van a la pulpería y fían para completar la canasta básica, que no les ajusta hacerlo con su salario”, apunta Otero.
[/doap_box]
Hasta febrero del 2012, la canasta básica de 53 productos costaba 10,069 córdobas, según datos del Banco Central de Nicaragua (BCN). En el último año, la canasta básica incrementó en más de 700 córdobas, lo que reduce la capacidad de compra de los nicaragüenses, ya que los salarios están congelados.
En el país no existen cifras o estimaciones oficiales de cuántas familias participan de esta actividad. Para muchos economistas y Otero, es una misión casi imposible.
“Este tipo de comportamiento es viejo en Nicaragua y está relacionado con la cultura popular del nicaragüense… Yo señalo que hacerlo (fiar) es comerse el futuro, pues no estás teniendo capacidad de consumo o estás gastando más de lo que ganás”.
Pese a ello, doña Consuelo continuará teniendo su cuenta abierta, pues necesita del fiado para solventar las necesidades en su hogar.
Doña Ridel Moya es pulpera en el barrio Los Ángeles, de Managua, y vende entre 17 mil y 20 mil córdobas al día, y aunque su pulpería es grande, solo le fía a 40 personas. “Son las que estoy segura que me van a pagar. Ya me han dado batazo, así que uno elige a los clientes para dar crédito”, dice Moya.
El crédito que da no supera los 15 mil córdobas quincenales, una cantidad que según Moya puede recuperar sin mucha presión a los clientes.
En la Colonia 14 de Septiembre, una pulpería que no da la posibilidad de dar al fiado es Mega 5. El negocio abrió hace un año y sus propietarios tomaron la decisión de no fiarle a nadie.
“No damos para nada crédito. Conocemos la experiencia de andar cobrando y mejor trabajamos con el efectivo que tenemos a diario”, explica Carmen Cano, propietaria de la pulpería.
Ver en la versión impresa las páginas: 2 A
