Mañana los miembros del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) van a decidir si siguen bajo el mando de Arnoldo Alemán, el hombre que rescató el muy singular “liberalismo” nicaragüense y logró que conquistara dos veces la presidencia de la República y la mayoría en la Asamblea Nacional; o si se deshacen de una buena vez de Arnoldo Alemán, el hombre que se encargó de destruir un partido que llegó a obtener el favor del 54 por ciento de los votantes nicaragüenses y que en cuestión de diez años pasó a tener solo el 5.9 por ciento de esos votantes.
Es cierto, ese señor en un período de 21 años, entre 1990 y 2011, hizo y deshizo al PLC.
Esa destrucción no fue de un día para otro. Entre el 2001 que el PLC logró el 54 por ciento y el 2006, ese partido perdió exactamente el 50 por ciento de sus votos. Pero todo continuó como si nada dentro del partido y no fue hasta que despertaron con un mísero seis por ciento que muchos están reaccionando y queriendo “salvar” al PLC. Para mí ese partido está más allá de cualquier esperanza de salvación. Se acabó, se murió. Y si sobrevive será en un estado de coma, solo porque su socio y a la vez verdugo, Daniel Ortega, decide que le conviene mantenerlo “conectado”, como se dice de los pacientes que ya no pueden vivir por sí mismos.
¿Por qué pasa eso? porque los partidos políticos en este país son en realidad especies de clubes sociales —o en otros casos organizaciones delictivas— que carecen de ideología, propuestas, interés por los problemas de la ciudadanía o identificación con esta misma.
Eso pasa con todos. El caso del PLC está claro. Arnoldo Alemán está totalmente desprestigiado y su partido sufre del mismo mal. Las siglas PLC son prácticamente parte del nombre de Alemán. Pero tomemos al Frente Sandinista, que en un tiempo sí fue un partido con ideología, propuestas y algún tipo de identificación con los más pobres. Además tenía estructura, una Asamblea sandinista, un congreso, organización partidaria y organizaciones aliadas.
Ahora es un partido propiedad de la familia Ortega Murillo que está hueco ideológicamente y con una clientela más que con una estructura. Una clientela que seguramente le dará le espalda cuando se acabe lo que hay para repartir. Pero si tal orfandad ideológica no se cree, ¿cómo se explica que el FSLN, hoy secuestrado por la familia Ortega Murillo, de buenas a primeras se haya pasado de defender los derechos de la mujer a defender los derechos de la vida, solo por poner de ejemplo el controversial tema del aborto?
Pero tampoco los que integran la Alianza PLI, el Partido Liberal Independiente particularmente, se salvan de esta situación. ¿Cuál es su propuesta ideológica? ¿Cuál es su posición ante la angustiante situación de la carestía de la vida? ¿Las alzas en la energía? ¿Las alzas en el combustible? ¿La casi segura quiebra del Instituto de Seguridad Social en los próximos 15 años? ¿La educación partidarizada que se está impartiendo en los colegios? ¿El sistema tributario que solo castiga a los asalariados porque somos los más fáciles de agarrar, ya que nos quitan los impuestos antes de que veamos el sueldo?
¿Verdad que no tenemos idea de qué manera piensan estos señores sobre estos problemas que nos afectan? Los políticos piensan que un partido lo hace un papel que diga que tiene personería jurídica y el hecho de aparecer en una papeleta el día de las elecciones. Esa actitud de los llamados demócratas es lo que le ha facilitado al presidente inconstitucional Daniel Ortega destruir el sistema de democracia representativa porque esta nunca le sirvió para nada a la gente en Nicaragua.
Ahora que el PLC está muerto y que el Frente Sandinista es propiedad privada tal vez la gente de la Alianza PLI encuentre el camino para hacer las cosas diferente. Hasta el momento no lo han hecho. Puede que tengan buenas intenciones, pero no tienen una propuesta ideológicamente coherente que dé respuesta a los diferentes problemas que afligen a la población. Por eso, porque nuestros políticos son solo de elecciones, poses y puestos es que tenemos esta situación kafkiana en la que hasta nos están diciendo que en noviembre vamos a elegir 80 concejales en Managua. ¿Y saben qué? Los vamos a elegir.
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