“No hay mayor satisfacción que entender cuáles son tus raíces, de dónde venimos y lo que podemos hacer con nuestra cultura. Tenemos tanta riqueza que no vale la pena que nos limitemos”.

Por Elba Cristina Parrales

FOTOS: ALFREDO ZÚNIGA. 

Rizos muy bien definidos acompañan una agradable sonrisa. Su piel canela y su singular forma de hablar son prueba viviente de que por sus venas corre sangre caribeña.

Recuerdos de su entrañable Bluefields, ciudad que la vio nacer hace 54 años, hacen que sus ojos brillen de una manera muy especial. 

Como podemos ver, su edad no la aparenta gracias a que toda su vida ha bailado y cuidado su figura, y sigue teniendo la destreza y movilidad de hace 25 años.

Gloria recuerda que a la edad de 6 años hizo un viaje a Managua con su hermana y su mamá. Su hermana dejó su muñeca favorita porque ambas creían que venían de vacaciones, las cuales, sin sospecharlo, se volvieron eternas.

Su infancia en la capital no fue tan feliz como hubiera deseado. La forma de su nariz, sus rasgos y sus rizos eran distintos a los de sus compañeros de clases, los que siempre tenían una broma racista contra ella.

Su primer reto en la vida fue “encajar” en una ciudad distinta, donde tanto la comida, como las costumbres y el idioma eran todo lo opuesto a lo que estaba acostumbrada.“Fue un poco traumático. Me costó adecuarme, pero como todo ser humano busqué mecanismos que me ayudaran a integrarme y lo logré”, cuenta.

Pero lo que no se esperaba era regresar a Bluefields varios años después para terminar la secundaria y sentirse extraña en su propia ciudad natal.

“Allá me decían ‘black paña’, como se le dice a los del Pacífico. Fue otra vez recorrer el camino para ser aceptada. Pero me ayudó a reencontrarme con mis raíces. Fue fantástico aceptar mi propia identidad, volver a  hablar inglés, dejarme el afro y sentirme orgullosa de mi color de piel y de mi gente.  Me ayudó a estar más clara de lo que soy y de lo que quiero en la vida, pero ante todo, me ayudó a ser una mujer fuerte”, reflexiona.

A la edad de 21 años, Gloria vio por primera vez un baile de palo de mayo, ya que en Bluefields era prohibido que los niños lo vieran porque se acostumbraba a hacer de noche en los barrios “y quién sabe qué hacían que no nos dejaban”, recuerda Gloria, luego de afirmar que definitivamente en el Pacífico no se baila el palo de mayo como debería de ser.

PIONERA

Siendo caribeña, Gloria es bailarina profesional de danza contemporánea. De hecho, ella es una de las  pioneras en esta danza en Nicaragua. Pero le tocó vivir en una época de transición política, donde la danza se utilizaba como  proselitismo político en los años ochenta, lo cual le ayudó a formar valores sociales y principios que aún conserva.

Ella fue parte de una prueba piloto que formaría a instructores de danza contemporánea. Un gran reto para todos, recuerda. En primer lugar, porque no existían antecedentes de esa danza en el país y, en segundo, porque tampoco había un público para este tipo de danza, ya que como afirma Gloria, en el país se consume más el folclor que la danza contemporánea.

Por tal razón, ha sido muy difícil mantener vivo y despertar el interés de las nuevas generaciones para que aprendan y se apasionen por lo contemporáneo.

Gloria no solo se destaca por bailar majestuosamente, sino también por impulsar el arte y la danza en general. Actualmente, desde la Compañía de Danza Contemporánea de Cámara y la escuela Danza Contemporánea Espacio Abierto, es una de las principales impulsoras del desarrollo de este tipo de arte. 

Su pasión e interés por la danza siguen intactos. Ella asegura que sigue soñando y exigiéndose como bailarina y persona. Es por eso que “quisiera ver la escuela de danza Espacio Abierto con los mejores bailarines del país. Esto me motiva a seguir siendo quien soy. Cuando deje de estar motivada, mejor que me entierren”, sentencia.

Gloria Bacon actualmente trabaja en una consultoría de la Unesco, en el Instituto Nicaragüense de Cultura en donde ha podido aprender y aportar todo lo que tiene que ver con la cultura, las costumbres y el desarrollo productivo de la Costa Caribe.

Afirma que esta investigación la llena como persona, ya que de esta manera está en otro espacio de aprendizaje de la cultura y de la riqueza que tiene la región.

MADRE Y AMIGA

Fuera de la danza y de las clases, Bacon disfruta de ver televisión y pasar tiempo con su actual pareja. Comenta que tiene una relación sentimental desde hace tres años. Se declara feliz de disfrutar del amor y de la compañía de una persona que la respeta y la ama. 

Afirma que es más amiga que madre de su hija Nicole. “No sé si sea lo correcto, creo que he fallado en cuanto a eso, pero debo admitirlo y replantearlo. Lo que sí puedo decir es que mi hija a sus 25 años es una joven madura e independiente y ser su amiga me llena de mucho orgullo”.

Uno de los principales consejos que Bacon le da a las jóvenes y  mujeres es que no importa cuál sea su cultura, sus costumbres o su idioma, “simplemente conózcanla, disfrútenla y difúndanla”. 

Y finaliza asegurando que “no hay mayor satisfacción como persona que entender cuáles son tus raíces, de dónde venimos y lo que podemos hacer con nuestra cultura. Tenemos tanta riqueza que no vale la pena que nos limitemos”.

Ver en la versión impresa las paginas: 6 y 7