Tatyana Luna VIDA
Hasta la fecha no hay escuela ni manuales perfectos que nos indiquen cómo debemos educar a nuestros hijos, así que es imposible que a la hora de criarlos las cosas salgan del todo bien. Pero esta situación se acentúa aún más cuando los padres reproducen conductas machistas, las que son adoptadas por los pequeños de la casa, y empiezan las diferencias en la familia.
1- Sírvele la pieza más grande a Juancito, él es hombre y tiene que alimentarse mejor.
2- Ni se te ocurra correr hija, recuerda que las señoritas no son “marimachas”.
3- Susanita, vaya sírvale a su hermano que él viene cansado del trabajo.
4- Pedro sí puede salir a fiestas y llegar después de las 12:00, en cambio Juana no tiene permiso de salir o bien tiene que andar con un chaperón.
5- Carlos tiene 30 años y no se ha casado es porque no hay ninguna mujer que esté a su altura, pero si Camila tiene la misma edad, los padres le dicen que quedará “vistiendo santos”.
6- Los hombres no lavan ropa, las mujeres son las idóneas porque siempre la dejan bien.
7- ¡Cualquier trabajo que implique fuerza es exclusivo para hombres porque las mujeres son débiles y lloronas!
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B- Es necesario que los padres dialoguen y analicen cómo están educando a sus hijos para corregir los errores, pero evitando que los aires de superioridad les impidan tomar acuerdos.
C- Evite remarcar las diferencias entre su hija e hijo y mejor reconozca cuando hagan las cosas que antes no les gustaba hacer por temor a burlas, expresa Brenda Consuelo Ruiz, sicóloga y directora del Instituto de Estudios de Género de la Upoli.
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Muchos consideran que las madres son las únicas responsables de que los hijos se vuelvan machistas y un poco inútiles para realizar principalmente las tareas del hogar, sin embargo esta hipótesis no es del todo real porque todos los que viven en la casa tienen “vela en este entierro”.
La realidad de las cosas es que todos los seres humanos arrastramos una cultura machista que la adoptamos de generación en generación creando desigualdades en la manera en que tratamos a nuestros hijos y es ahí donde nosotros aprendimos que los niños debían hacer cosas de machos y las niñas debían ser sumisas y realizar las tareas del hogar, explica Brenda Consuelo Ruiz, sicóloga y directora del Instituto de Estudios de Género de la Upoli.
“En este caso, ellas (las madres) solo transmiten lo que aprendieron y no hay ninguna mala intención, porque solo siguen los patrones tradicionales que les inculcaron, pero al desarrollar ese estilo de vida machista están mal educando a sus hijos y no se dan cuenta de los que hacen”, asevera Ruiz.
OTRA FORMA DE EDUCAR
Lo bueno de todo esto es que poco a poco la sociedad va adquiriendo otra perspectiva de cómo educar a los hijos sin distinción de sexo, capacidades y fuerza, pero primero es necesario que la madre y el padre cambien su propia forma de pensar y actuar de cómo deben criar a los hijos.
Esto implica que desde muy temprana edad, los padres deben delegar responsabilidades equitativas (iguales) a los pequeños y que estos reconozcan que tienen las capacidades de realizar los quehaceres del hogar y desarrollar otro tipo de trabajos.
Y es que por años se han destinado roles específicos para las mujeres y hombres, que impiden hasta que expresen lo que sienten o realizar lo que quieran por temor a burlas y que luego en la medida que van creciendo los hijos adoptan posiciones sumisas en el caso de las mujeres y los varones imponiendo el poder, creando relaciones de violencia.
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