Cuando Evaristo Carazo, presidente de Nicaragua (1887-1889), caminaba por los amplios corredores de su casa de Granada, tal vez nunca se imaginó que, casi un siglo y medio después, esta un día se convertiría en un hotel-museo del chocolate. Además tendría piscina, spa, bar y cafetería.
La antigua residencia, que tiene dos cuadras de largo, de la entrada al fondo, tuvo distintos dueños hasta que en el 2004 la compró un neoyorquino llamado Michell Bodian. “Él empezó a remodelar, hizo la piscina, más habitaciones y hace tres años y unos meses nació el Hotel Spa Granada”, explica Ismael Bojorge, guía del hotel y profesor de los talleres de chocolate.
“Al principio tuvimos dificultades principalmente por la publicidad, porque no nos conocían, pero agarramos experiencia rápido y las personas empezaron a visitar más seguido, sin embargo, al igual que todos los hoteles tenemos temporadas altas y bajas, pero aun así seguimos vendiendo y en temporada baja ninguno de los 20 trabajadores es despedido”, cuenta Ismael.
Las 15 habitaciones del hotel, distribuidas en la planta alta y baja de la casa, son particulares, pues no son iguales entre sí y no están numeradas, sino que cada una tiene un nombre, por ejemplo: noche, corazón, mariposa, sol, selva, cacao, cada uno de acuerdo con características propias de su diseño y decoración.
“Vienen nicaragüenses, ticos, europeos, asiáticos, pero tenemos más visitantes extranjeros. Generalmente los turistas buscan lo exótico y este hotel lo es. La gente se va y regresa hasta con toda la familia, porque en la estadía ofrecemos 30 minutos de masajes, el desayuno bufet gratis, acceso a la piscina y cuando la permanencia es de más de un mes hay una cocina disponible con los utensilios necesarios para que cocinen lo que quieran”.
[/doap_box]
UNA MEZCLA SINGULAR
Y esos no son los únicos rasgos llamativos de este lugar en plena Calle Atravesada. Aquí se mezcla lo antiguo y lo nuevo. Lo rústico y lo vanguardista. El techo de tejas, el alto cielo raso de madera y caña de castilla, los fuertes pilares, las puertas amplias, los jardines internos, lo más tradicional en una casa colonial y, a la vez, las exóticas sillas de hierro y las lámparas de techo colocadas en curiosas formas de metal.
También hay varios cuadros inspirados en los perros, sillas gigantes y de diversos colores, hormigas de metal de gran tamaño, murales de artistas nicaragüenses y hasta partes de cerámica precolombina y clavos aparentemente coloniales encontrados durante la remodelación.
Pero aún hay más sorpresas en el hotel, pues durante los años ochenta en el sitio funcionaba un centro de salud y en los trabajos de rediseño también se han encontrado pequeños frascos con muestras de laboratorio que se conservan junto con los objetos precolombinos y coloniales expuestos en una vitrina.
EL MUSEO DE CHOCOLATE
Dentro del hotel está el Choco Museo, que es otro negocio que pertenece a los dueños del hotel y en el que se ofrece talleres para aprender a elaborar chocolate. “Tenemos una pequeña fábrica y brindamos datos acerca de la historia del cacao, su proceso hasta que se convierte en chocolate. El taller dura dos horas y cuesta 17 dólares por persona y quien lo toma se va de aquí con la información necesaria para elaborar chocolate casero. Esta es una de las mejores y yo diría única fábrica de Granada donde se produce chocolate con semilla ciento por ciento orgánica”, explica Bojorge.
En el Choco Museo elaboran chocolate mezclado con chile, maní, marañón, almendras, café y ron y también se oferta un desayuno bufet tipo nicaragüense o americano, en el que por seis dólares más impuestos se puede comer todo lo que uno quiera. Ismael dice: “Aquí lo que se necesita es estómago”.
El hotel, cuya gerente es Isadora Bodian, hija del dueño, también ofrece tours a áreas del volcán Mombacho como la hacienda La Calera y a las isletas de Granada, tiene un spa donde se brindan masajes, chocoterapia, aromaterapia y shiatsu y para 2013 esperan ofrecer cuatro habitaciones más.
Para Ismael el éxito de este local radica en que “no miramos ninguna distinción; para atraer a las personas le ofrecemos una buena atención, la primera impresión que se llevan es una sonrisa y tenemos la ventaja de que en el Choco Museo todo es comida, color y sabor”.
Ver en la versión impresa las páginas: 3 C