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Hombres de Negro, otra vez

Han pasado 15 años desde que Men in Black se estrenó en 1997, y 10 años desde que apareció la segunda parte, en el 2002. Les fue bien en la taquilla, pero dudo que el mundo clamara por una nueva entrega. Quizás el peso alegórico que tiene la migración, uno de los temas más sentidos actualmente en EE. UU. le dio a Columbia Pictures el empujón que necesitaba.

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Por Juan Carlos Ampié

Han pasado 15 años desde que Men in Black se estrenó en 1997, y 10 años desde que apareció la segunda parte, en el 2002. Les fue bien en la taquilla, pero dudo que el mundo clamara por una nueva entrega. Quizás el peso alegórico que tiene la migración, uno de los temas más sentidos actualmente en EE. UU. le dio a Columbia Pictures el empujón que necesitaba. La premisa puede dejar que el público goce su xenofobia latente sin sentirse culpable. O quizás simplemente Will Smith y Tommy Lee Jones necesitan otra casa de playa. Quiéralo o no, aquí está MIB3 : la secuela menos esperada de todos los tiempos. El recuerdo mas vívido que tengo es la hábil actuación física de Vincent D’Onofrio, como un granjero poseído por los primeros invasores. Por lo demás, es como que hubieran utilizado el “neurolizador” conmigo. O quizás, simplemente, no hay mucho que recordar.

En realidad no importa. La historia es completa en sí misma. Los agentes J (Will Smith) y K (Tommy Lee Jones) siguen cazando extraterrestres ilegales. Una amenaza del pasado se cierne sobre ellos. Se trata de Boris el Animal (Jemaine Clement), un violento monstruo que tras escapar de una prisión lunar de máxima seguridad, se lanza a la tierra para vengarse de K. Años atrás, él le cercenó un brazo en el proceso de coartar sus planes de liquidación de la humanidad. Para lograrlo, viajará en el tiempo a 1969 para eliminar a K justo antes del evento, lo que reescribirá automáticamente la historia y permitirá que su raza destructiva no se extinga y pueda conquistar al planeta. Por supuesto que J se lanza también al pasado para detenerlo… MIB3 recurre al manido recurso del viaje en el tiempo y abre la lata engusanada de sus paradojas. El truco ya era antiguo para cuando Austin Powers lo utilizó, pero la popularidad de “Mad Men” ha hecho que la onda “retro” esté de moda. Puede añadir esta película a la serie Pan Am y otros productos oportunistas que se meten en su halo. Todo sea por recrear New York en los alocados sesenta. La película no es complicada. Está diseñada para que Will Smith muestre que tras cuatro años fuera de las pantallas sigue siendo el simpaticón de Will Smith. Tommy Lee se ve cansado, pero al menos su estado de ánimo está narrativamente justificado. La salvación llega en un milagroso acto de casting. Josh Brolin interpreta a K en 1969. Su actuación es tan fiel a la personalidad de Jones, tan perfecta su modulación de voz y apropiación de manerismos, que el efecto es perturbador.

Uno quisiera que el truco estuviera al servicio de un filme más interesante que una ordinaria extravagancia de acción y efectos especiales. Los actores ya compartieron cartel en Sin Lugar para Los Débiles (Joel & Etahn Coen, 2007), donde Brolin era un pobre ranchero huyendo de los narcos con un botín robado, y Jones era el alguacil que trata desesperadamente de salvarlo. Ahora vemos cuán apropiada era la idea de cuadrarlo como su figura paternal. De hecho, podrían dedicar el resto de sus carreras a interpretar a padre e hijo…

Pero eso no viene al caso. Ese es el tipo de cosas que entran en la mente cuando todo el ruido y movimiento en la pantalla se funde en miasma mental. Estamos hablando de MIB3 , una distracción genérica e innecesaria, que al menos dispara un tiro de gracia y tiene el buen tino de evaporarse en menos de dos horas. ¿De qué era la película?

La Prensa Domingo Columbia Pictures Men in Black archivo

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