14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

La parte norte de Managua y zonas como el Malecón fueron las más afectadas con árboles caídos, debido a los fuertes vientos que se han producido junto con las torrenciales lluvias de los últimos días

Día de árboles caídos

Poco antes de que el reloj marcara las 4:00 de la tarde del pasado sábado 26 de mayo, tras una ráfaga de viento que azotó a Managua, unos 40 árboles en toda la capital sucumbieron ante la fuerza del vendaval.

Por Eduardo Cruz

Poco antes de que el reloj marcara las 4:00 de la tarde del pasado sábado 26 de mayo, tras una ráfaga de viento que azotó a Managua, unos 40 árboles en toda la capital sucumbieron ante la fuerza del vendaval.

Uno de esos árboles cayó sobre mi carro.

Fue un laurel de la india, de 20 años de edad, como de seis metros de altura, robusto, que daba sombra en un parqueo del mercado Oriental, del Gancho de Caminos, una cuadra al sur, a mano derecha.

Junto a ese árbol se encontraba un carrito marca Lada, color crema, de los que abundaban en el país en los años ochenta e inicios de los 90. Y a la par estaba mi carro, casi de la misma edad que el Lada, aunque realmente un poco más joven.

El dueño del carro Lada iba llegando al parqueo cuando se produjo el fuerte viento. Estaba como a 30 metros cuando vio que el laurel de la india comenzó a caer despacio, como en cámara lenta. El hombre quiso salvar su carro, pero no tenía la llave porque el cuidador de los carros la pide a los clientes cuando dejan sus vehículos.

El árbol, que a cierta altura del tronco se dividía en tres gruesos brazos, aplastó con dos de ellos al carro Lada, continuó con el mío, oprimiéndole el techo y después con una camionetona a la cual apenas rozaba. El tercer brazo del árbol le desbarató la parte delantera, donde va el motor, a una camioneta roja de una cabina que estaba en otro costado del árbol. Las raíces, al levantarse, alzaron a una camioneta negra y las ramas del árbol cayeron sobre otros 15 vehículos que no sufrieron mayores daños.

El dueño del Lada y el de la camioneta roja casi lloraban. El de la camioneta negra se puso a reír cuando entró al parqueo porque pensó que a su vehículo no le había pasado nada, pero cambió de rostro cuando lo vio suspendido por las raíces. Yo veía mi carro y lo miraba curvo por el peso del árbol. Sentía como si era yo el que estaba soportando semejante peso. Tenía miedo que al ser cortado el árbol mi carro iba a sufrir mayores daños.

Los demás dueños de vehículos, en su mayoría comerciantes, solo estaban preocupados porque ni la Policía ni los bomberos llegaban al lugar del hecho y por tanto no podían sacar sus vehículos y largarse. La Policía informó al dueño del local que habían cuatro accidentes con lesionados que estaban atendiendo, y por tanto nosotros debíamos esperar porque nadie había quedado prensado en los vehículos ni había sido golpeado por el árbol. Algo similar dijeron los bomberos, quienes también indicaron que la única motosierra que tenían estaba en mal estado.

El dueño del parqueo, de nombre Álvaro, se presentó al lugar y dejó claro que él no se hacía responsable por ningún daño ocasionado a los vehículos y como varios le estábamos reclamando, ordenó a uno de sus empleados que anotara las placas de todos los carros accidentados para no dejarlos entrar nunca más a su parqueo. Una sonora carcajada se escuchó cuando alguien dijo: “Si no nos estamos muriendo por regresar”.

Un agente de seguros llegó al lugar y preguntó quiénes tenían seguro full cover (cobertura total). Nadie. Un policía que había llegado y que parecía tener amistad con el dueño del local, al cerciorarse de que nadie tenía seguro full cover, dijo que no iba a levantar denuncia, porque de todas maneras de nada serviría. El dueño de la camioneta roja llamó a su abogado, quien le indicó que no siguiera reclamándole nada al dueño del local, porque más bien éste último podía demandarlo a él.

Algunos dueños de vehículos que estaban bajo las ramas del árbol y no del tronco, desesperados por el paso del tiempo, comenzaron a sacar sus vehículos, y eso provocó que el peso del árbol hiciera ceder más la carrocería del Lada, de la camioneta roja y de mi carro.

1338680652_255-DOM-cronica,01

El tiempo pasaba.

Cerca de las 9:00 de la noche llegó una brigada de la Alcaldía de Managua. Un funcionario de la comuna, Alberto Lazo, primero dijo que el árbol había caído en territorio privado y que allí no actuaban. Pero después de una llamada que hizo con su celular, regresó adonde estábamos todos, incluido el dueño de parqueo, y dijo que “El presidente de la República, comandante Daniel Ortega y la Alcaldía de Managua” nos iban a ayudar, pero que los trabajadores andaban cansados y sin comer, y que recordáramos que ganaban poco. El dueño del local se ofreció a pagar todo.

Las brigadas llegaron con unas motosierras poderosas, cortaron el árbol como si fuera mantequilla y cuando el peso liberó mi carro, el techo hizo “plop” y volvió a lo normal. El del carro Lada tuvo que remolcar su vehículo, y el de la camioneta roja ahí la dejó, hasta el día siguiente.

Para mí, salir de ese lugar fue un gran alivio. Pero al recorrer las calles de Managua, me enteré que esa misma angustia se vivió en otros 40 lugares de la capital, que estaba inundada de árboles caídos y otros daños.

La parte norte de Managua y zonas como el Malecón fueron las más afectadas con árboles caídos, debido a los fuertes vientos que se han producido junto con las torrenciales lluvias de los últimos días.

La Prensa Domingo Árboles caídos archivo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí