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Cirilo Antonio Otero

La naturaleza espera un cambio de actitud

Un año más de celebración del Día Mundial del Medioambiente. Cada vez que se hace esta celebración se enternece el ambiente y las palabras de los funcionarios públicos y de la cooperación externa multilateral. Se aprestan a preparar bonitos y muy bien estructurados discursos, decretos, leyes, comunicados entre otras inútiles actividades. Corren de manera frenética los empleados y funcionarios del ministerio correspondiente para tener listos los programas y declaraciones, hasta hacen vestirse de manera alocada a los trabajadores y empleados públicos, para que parezca que somos ambientalistas.

Pero, está bien que al menos un día al año estos funcionarios escuchen y logren conocer información ecológica y ambiental, al menos, ese día les dará vergüenza de su actitud frente al medioambiente y los recursos naturales. Principalmente aquellos que tienen poder para evitar la destrucción del medio y no lo hacen para estar bien, cómodos y sin alteraciones de ingresos. Para obedecer a los poderosos.

Nicaragua, es vulnerable, en varios sentidos. No solo en los recursos naturales. Social, política y económicamente somos vulnerables. Aunque la palabra no le guste a personas que desean tapar el sol con un dedo.

La situación y el estado en que se encuentra el suelo, el agua, el aire, la biodiversidad, lo forestal, la fauna, la flora, la madera preciosa en el país. Todos ellos están en crisis y con alta vulnerabilidad. Ninguno de estos recursos naturales los hemos conservado, ni cuidado apropiadamente, como, para asegurar que las generaciones futuras reciban un país para seres humanos inteligentes. Hemos mal vendido estos recursos a las empresas transnacionales y algunas locales, que aprovechan la legislación que promueve la inversión extranjera directa, misma que hace concesiones para promover el empleo y los ingresos financieros al país, pero, que, maliciosamente son muy mal utilizadas y administradas.

En el siglo XXI la ciudadanía nicaragüense aun no ha integrado a sus planes de educación las líneas del trabajo socio-ambiental, por lo tanto, tenemos funcionarios, administradores de los recursos naturales, ciudadanos y ciudadanas que consideramos que los mismos son eternos. Que no tiene límite su utilidad y explotación, por eso es que cuando lo negocian o ceden, no saben qué es lo que están entregando, es decir, la riqueza, el caudal de la naturaleza, por una sencilla razón, no hemos sido educados para tener comunicación coherente con la naturaleza. Somos enemigos de los recursos naturales, porque no los conocemos, no lo valoramos, porque no hemos sido educados en el ambiente. Creemos que estamos por encima de los recursos naturales, no sabemos que somos parte de la naturaleza. Nos consideramos dueños, arrogantes de la naturaleza. Olvidando que cuando morimos no llevamos nada, solamente quedan las buenas obras ambientales que hayamos realizado en vida.

El agua por ejemplo, tenemos posiblemente bastante, pero, no sirve, no es humanamente consumible. Ya es un problema de seguridad social, no hay agua, se fue el agua, vamos a buscar agua; son algunas expresiones de la comunidad, en los departamentos y municipios de Nicaragua cada día.

Pero, la naturaleza es tan amplia y armoniosa que aun espera un cambio de actitud en los nicaragüenses, la naturaleza espera que no produzcamos de forma exagerada la basura, que la manejemos con cuidado. Que cuidemos las fuentes de agua, la cuenca, debe ser lugar sagrado. No construyamos en sitios que no son para ese fin, respetemos las áreas de reserva de recursos hídricos. Por el afán de enriquecernos estamos construyendo preciosas mansiones que muy pronto no podrán ser habitadas por la falta de agua en la localidad. Y, entonces, ¿dónde está la inteligencia humana?

El autor es sociólogo e Investigador Social

Opinión Medio ambiente archivo
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