Adolfo Miranda Sáenz
Cuando leí el título de la noticia me asusté: “Escándalo en el Vaticano —Revelan cartas secretas de Benedicto XVI”—. Imaginé que el papa había escrito algunas cartas confidenciales que habían salido a la luz pública y supuse que tratarían sobre temas delicados dirigidas a personajes relevantes de la Iglesia o de la política mundial. Sin embargo, me tranquilicé al seguir leyendo y enterarme de que se trataba de cartas que otros dirigieron al papa sobre varios temas que no eran de una relevancia tal que implicara ningún “escándalo”. Nada fuera de lo normal.
Dicha correspondencia trata temas como la forma en que la canciller alemana Ángela Merkel trataría el asunto de los que niegan el holocausto nazi contra los judíos; el alto al fuego de los terroristas de la ETA; el caso del pederasta Marcial Maciel sancionado por Benedicto XVI y ya fallecido; los temas a tratar con el gobierno italiano con motivo de una visita presidencial al Vaticano; las acusaciones de acoso homosexual contra el director del periódico de la Conferencia Episcopal Italiana —el periodista don Dino Boffo— que resultaron ser falsas y cosas por el estilo. Todos ellos temas pasados —por no decir viejos— que no tienen más trascendencia que la de ser asuntos que normalmente ocupan a diario la atención de una de las personas más influyentes del planeta y guía espiritual de 1,200 millones de católicos.
En realidad todo se resume en promocionar un libro escrito por un tal Gianluigi Nuzzi con el sugestivo y mal intencionado título de “ Su Santidad-Las cartas secretas de Benedicto XVI ”. Una forma fácil de hacerse millonario vendiendo “escándalos” imaginarios. Y como está de moda magnificar y explotar mediáticamente todo lo que lance lodo a la Iglesia católica, la noticia ha dado la vuelta al mundo y se agregan hipótesis o simples especulaciones tales como que se trata de dañar al secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertoni en una “lucha de poder”.
Por supuesto que el mayordomo del papa, Paolo Gabriele, cometió un delito al copiar algunas cartas dirigidas al Santo Padre. Seguramente los autores de esa correspondencia querrían que solo el papa y sus colaboradores inmediatos las leyeran. Se trata de un episodio lamentable y censurable, pero calificar eso como “escándalo” es exagerar el hecho, y titular el libro como “ Cartas secretas de Benedicto XVI ” es mal intencionado. Todo lo demás es simplemente especulación fruto de la imaginación o de la mala intención que dio origen al libro y a las noticias que siguieron.
Intrigas y luchas de poder en la Iglesia siempre las ha habido y las habrá, como en toda organización humana. No sería nada nuevo ni extraño. La Iglesia fue instituida por Jesucristo y es asistida por el Espíritu Santo, pero la formamos seres humanos imperfectos y pecadores. Sin embargo, el libro “ Su SantidadLas cartas secretas de Benedicto XVI ” no es más que una gran estafa al lector que se decepcionará al no encontrar en sus páginas ninguna carta escrita por el papa ni nada que se aproxime a un “escándalo”. El autor es abogado y periodista
Ver en la versión impresa las páginas: 10 A