Lisboa/EFE
La dependencia mostrada por las entidades financieras lusas de las inyecciones de liquidez que facilita el Banco Central Europeo (BCE) volvió a alcanzar un nuevo máximo en mayo, cuando llegó a los 58.700 millones de euros.
Los préstamos del BCE se han convertido en la principal vía de liquidez para los bancos lusos, debido a la imposibilidad de emitir deuda en el mercado y colocarla a intereses razonables para obtener así financiación.
El anterior récord de Portugal se registró el pasado mes de marzo, cuando pidió 56.300 millones de euros, cantidad que bajó a 55.400 millones en abril.
El incremento de mayo refleja una subida del 6 por ciento respecto al mes anterior y del 24 por ciento si se compara con el dato del año pasado.
La presión sobre la deuda soberana en toda Europa ha obligado al banco central a actuar otorgando crédito de forma masiva a cambio de una penalización de apenas el 1 por ciento, con el objetivo de ayudar a que la economía fluya con la concesión de préstamos a familias y empresas.
Según los analistas, las entidades beneficiadas han utilizado parte de esta liquidez en la adquisición de títulos de deuda soberana, lo que ayudaría a rebajar -teóricamente- los elevados intereses que la castigan.
Portugal se encuentra intervenida desde abril de 2011 por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, que acordaron concederle 78.000 millones de euros en préstamos para cubrir sus necesidades financieras a largo plazo, permitiéndole no emitir deuda pública a largo plazo y pagar intereses inasequibles.
La economía lusa caerá, según estimaciones oficiales, en torno a un 3 por ciento este año, perjudicada por un descenso de los índices de consumo que lo sitúan en los niveles más bajos de toda su historia, tras la aplicación del severo plan de ajustes y recortes acordado con las instituciones internacionales