Con el título “Política en el campo práctico”, el doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal publicó en LA PRENSA del viernes 9 de febrero de 1968 un comentario editorial cuya lectura el día de hoy confirma lo que hemos dicho, acerca de que su pensamiento político tiene una asombrosa permanencia y actualidad.
Precisamente ahora, cuando se dice con insistencia que no hay una verdadera oposición o que esta solo se ocupa de sus propios intereses politiqueros, pero no sintoniza con los sentimientos y las aspiraciones de los ciudadanos, es oportuno traer a colación lo que el doctor Chamorro Cardenal dijo en aquel editorial escrito hace 44 años.
Decía el doctor Chamorro Cardenal que era necesario “poner el dedo en la llaga sobre un problema que se ha venido sintiendo desde hace tiempo en los ámbitos de la conducción política opositora, encaminada generalmente a buscar la emoción de ciertos valores intangibles, y bastante ayuna de los planteamientos pragmáticos que el país exige, sobre todo en lo relativo a las nuevas corrientes que agitan nuestro mundo latinoamericano inquieto por la urgencia de un desarrollo integral, que se está necesitando a gritos, pero nunca llega”.
“Es necesaria una racionalización de la política, replanteando cada problema de orden intelectual y cada paso de orden práctico —advirtió el doctor Chamorro Cardenal—, con el propósito de hacer que ( ) la oposición se presente en el escenario del país, no como un gigante multitudinario que pretende dar un garrotazo cada vez que hay elecciones, sino como un conjunto armónico y gigantesco de hombres, siempre presente, con respuestas para todos los problemas en la vida diaria de la Nación”.
“Un partido político moderno —sigue diciendo el doctor Chamorro Cardenal—, no debe de quedarse solo en la prédica de los valores ideales, sino tiene forzosamente que entrar a la consideración de cada detalle diario de la vida del país; tiene que estudiar no solamente la mala actuación de los funcionarios públicos, sino decir lo que él haría en vez de quienes gobiernan; tiene que opinar sobre política agrícola y ganadera; debe de vigilar la actuación internacional del Gobierno, sus rubros de productividad, el ensanchamiento de los servicios públicos, la forma de las explotaciones nacionales, desde la madera hasta el cobre, pasando por el oro; la política fiscal, la situación monetaria, el déficit habitacional, la justicia del régimen de salarios, los problemas asistenciales, y en fin, cuanto tenga que ver con el índice de bienestar social de la población”.
Y concluye el doctor Chamorro Cardenal señalando que eso “debe estar a cargo de un grupo de gentes con los conocimientos suficientes para prestar su colaboración… Pero esta colaboración debe ser retribuida con el respeto para quien sabe lo que dice, por una parte, y con la determinación de posiciones partidarias claras, en donde ocupen los cargos de responsabilidad aquellos con mayor capacidad, y no los compadres y los incondicionales”.
¿Acaso no es eso lo que de manera apremiante se está necesitando hoy en la oposición de Nicaragua?
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