Si a alguien le quedaba duda de que el sistema educativo de Nicaragua necesita un cambio total solo debe ver las cifras que en los últimos días ha publicado LA PRENSA sobre la cantidad de estudiantes de primaria que dejan la escuela, los millones que se pierden por este fenómeno y la ilógica distribución del presupuesto que se hace entre educación primaria y media, técnica y superior. Las cifras son espeluznantes.
Ya todos sabemos que para que una sociedad pueda salir adelante debe concentrar sus recursos en la educación de su niñez y su juventud. Eso se repite, se repite y se repite, pero la verdad es que se hace todo lo contrario. Según los números presentados por LA PRENSA de los porcentajes de estudiantes que logran terminar los primeros seis grados de la escuela solo dos de cada diez niños en pobreza extrema logran culminar el sexto grado. Según la encuesta presentada por el organismo Fideg a inicios de este mes, la pobreza extrema representa el 8.2 por ciento de la población. Y si hablamos del total de pobres, el 44 por ciento de la población, ahí son entre tres y cuatro niños los que logran terminar la primaria.
Con estos números, uno tiene que preguntarse, ¿a quién en realidad está beneficiando que el Estado destine el seis por ciento de su presupuesto a las universidades estatales? No a los que necesitan salir de la pobreza. Porque si solo cuatro de cada diez pobres logra terminar la primaria, esto no quiere decir que lleguen a terminar la secundaria todos ellos. En realidad, según los números del Ministerio de Educación, solo cuatro de cada diez muchachos que logran pasar a secundaria la culminan. Y mucho menos que puedan llegar a una universidad. Pero esto se pone peor. En la primaria la matrícula ha disminuido cada año.
En 2006 se matricularon 966 mil niños y en el 2010, 923 mil. Lo que el Gobierno invierte por estudiante de primaria en 2012 son 196 dólares. Lo que invierte por universitario son 1,154 dólares.
Si la educación nos va a sacar de pobres tenemos que darle vuelta como calcetín a este sistema. Poner todos los recursos posibles en la primaria —incluso desde preescolar— y las universidades deben adoptar un sistema de préstamos revolventes a bajos intereses para los estudiantes no pudientes, que no sean brillantes, pero que quieran coronar una carrera.
El Estado solo debe brindar becas completas a los estudiantes que reúnan dos características: que son pobres y que son brillantes. Los que viven del seis por ciento argumentan que no se debe “debilitar” a la educación superior para fortalecer a la básica, porque “hay otros lugares de donde sacar”. Es cierto, pero donde está el grueso y de donde se puede reorientar fondos sin “debilitar” es del seis por ciento que este año representa 2,535 millones de córdobas.
Para igualar esa cifra habría que cerrar totalmente la Asamblea Nacional (466 millones de córdobas), el Consejo Supremo Electoral (1,160 millones en año electoral), la Contraloría General de la República (174 millones) y el Ministerio Agropecuario y Forestal (725 millones). O se puede optar por cerrar el CSE (1,160 millones) y abolir el Ejército (1,157 millones de córdobas). Por muy tentados que estemos a hacer eso la verdad es que no es factible. Se le podría dar pellizcos al presupuesto de todas esas instituciones pero nada se resolvería.
Tenemos entonces que darnos cuenta que el sistema está al revés y hay que darle vuelta como calcetín, pues tal como está no le está sirviendo a la inmensa mayoría de los pobres sino que los está condenando a la pobreza eterna. Los números lo dicen, la misma encuesta del Fideg deja claro que la pobreza se ha mantenido en el 44 por ciento, mientras que la pobreza extrema (gente que gana 1.20 dólar al día o menos) se ha reducido menos de un uno por ciento.
Lo que el Gobierno invierte por estudiante de primaria en 2012 son 196 dólares. Pero lo que invierte por universitario son 1,154 dólares. Esto es catastrófico si recordamos que son poquísimos los pobres que llegan a la universidad.
eduardo-enriquez@ laprensani.com
Twitter: @GuayoPeriodista
Ver en la versión impresa las páginas: 10 A