Psicóloga clínica
Muchas personas viven entrampadas en relaciones afectivas enfermizas de las cuales no pueden salir.
Y es que el miedo a perder la fuente de seguridad los mantiene atados a una forma de tortura pseudoamorosa, que tiene consecuencias fatales para la salud mental y física.
Pero es un hecho que con el tiempo estar mal se convierte en costumbre, es como si todo el sistema psicológico se adormeciera y comenzara a trabajar al servicio de la adicción, fortaleciéndola y evitando enfrentarla por todos los medios posibles.
Lenta y silenciosamente, el amor pasa a ser una utopía cotidiana y hasta un anhelo inalcanzable. Pero a pesar del letargo afectivo de los malos tratos y de la constante humillación de tener que pedir ternura, la persona apegada a una relación disfuncional se niega a la posibilidad de un amor libre y saludable.
Es más, se estanca, paraliza y se entrega a su mala suerte.
No importa qué tipo de vínculos tengas, pero si realmente quieres liberarte de esa relación que no te deja ser feliz, puedes hacerlo. No es imposible. Con el trato psicológico se logra saltar al otro lado y escapar.
Hay que empezar por cambiar las viejas costumbres adictivas y limpiar tu manera de procesar la información.
Si aprendes a ser realista en el amor, si te autorrespetas y desarrollas autocontrol, habrás empezado a gestar tu propia revolución afectiva.
Para superar esta crisis es importante mejorar el autoestima, que es la confianza y la seguridad en sí. Es decir, ese amor propio que se entrega por causa del apego, no significa que no te has quedado sin ese amor hacia vos misma, por lo tanto tenés que aprender a amarte.
Además es necesario enfocar tu sistema emocional y empieces a valorarte, porque si no te amas tú no amarás a otro.
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