Edgard Rodríguez
Sobre el mejor escenario que el desbordante entusiasmo de más de 15 mil fanáticos podía crear, la Selección Nacional de beisbol hizo una estupenda presentación el sábado y ante un rival duro como Cuba, que por lo general nos gana desde antes que inicien los juegos.
Y la idea no es venir a decir ahora que el beisbol nica está mejorado y que dentro de poco no solo vamos a pelear, sino a ganarle partidos a Cuba. No, no se trata de eso. Más bien lo que deseo es reconocer la combatividad de los muchachos, que se lucieron ante su público.
Esa labor ante los cubanos, con un Álvaro López disipando dudas sobre su real dimensión, es lo mejor que le ha pasado a la tropa nica, desde que vino de Panamá con una victoria y ante Alemania en el Mundial. Sus acciones estaban por el piso. Pero su labor el sábado, restablece un poco su imagen.
Desde luego, lo mejor del equipo fue el pitcheo de Álvaro, quien con recta de 88 y 89 millas no solo probó que está de vuelta al mejor nivel, sino que ha madurado como lanzador, aplicándole la dosis de malicia necesaria a sus disparos, alterando las velocidades y viajando a distintos puntos del plato.
De igual manera resultó formidable el trabajo de la defensa, que estuvo impecable. Dwight Britton deslució al leer un elevado, pero luego se reivindicó con la atrapada sobre el batazo de Alfredo Despaigne. Los relevista también se lucieron a pesar que se aflojó un poco en la recta final del juego.
Y en Matagalpa, fue una pena que la lluvia impidiera la continuación del partido, tras un inicio prometedor, con Sandor Guido caliente al bate y Elvin Orozco echando humo desde la colina. Nunca se sabrá qué habría pasado si no ha llovido. Solo nos queda retener un inning que excitó a los aficionados.
No sabemos qué viene pero el arranque es alentador.
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