QUITO/AFP/EFE
El fundador de Wikileaks, Julian Assange, que desarrolló una afinidad con el presidente Rafael Correa, irrumpió ayer con su pedido de asilo en medio de la batalla que este libra con grandes medios de Ecuador.
Marco Albuja, viceministro de Relaciones Exteriores de Ecuador.
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El 17 de abril, Assange entrevistó vía Internet a Correa, quien dijo combatir a los monopolios mediáticos y a políticos disfrazados de periodistas que buscan “desestabilizar” a su gobierno.
Assange mostró su acuerdo con Correa sobre el mercado de los medios, señalando que varios de estos censuraron, por “razones políticas”, los cables diplomáticos estadounidenses que les filtró.
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La decisión sobre el asilo a Assange se conocerá hasta hoy, declaró ayer el viceministro de Relaciones Exteriores ecuatoriano, Marco Albuja, en declaraciones al servicio de televisión Australian Broadcasting Corporation (ABC).
El canciller Ricardo Patiño manifestó ayer, vía Twitter, que Ecuador examina el pedido Assange, a la luz de su denuncia de que pudiera ser condenado a muerte en Estados Unidos. “Ecuador declara que protegerá el derecho humano a la vida y a la libertad de expresión”, subrayó Patiño, anotando que por ello la solicitud de Assange “requiere profundo análisis”.
LA IRONÍA
“Es una ironía que el símbolo de la libertad informativa y de las filtraciones a los periódicos se refugie en la embajada del Ecuador, el país de América Latina que más está combatiendo a la libertad de expresión”, dijo Gonzalo Ortiz, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Comunicación de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE).
Mauro Cerbino, coordinador del programa de Estudios de la Comunicación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), estimó que “esa iniciativa de Assange puede ser usada por el gobierno ecuatoriano para una arremetida que le restituya cierta legitimidad en el concierto internacional, donde las cosas no le han ido muy bien”.
El director de la ONG Fundamedios, César Ricaurte, considera que “esto sirve para legitimar al Gobierno como un actor que está protegiendo la libertad de expresión, pero la realidad es que cada vez asume posiciones más radicales”.
Sobre Correa han llovido críticas por sus demandas contra periodistas y su discurso combativo contra la prensa, a la que él llama corrupta, manipuladora, mentirosa y mediocre, entre otros epítetos.
En su último programa televisivo sabatino Correa exhibió la foto de Gustavo Cortez, editor general de El Universo, el mayor diario tradicional de Ecuador, y le tildó de “siniestro” y “odiador.” También ha prohibido a sus ministros dar entrevistas a los principales medios de comunicación privados.
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