ROY MONCADA
Cinco mil en la inversión de la faena de pesca, hielo, combustible, carnada, comida de los tripulantes, aperos de pesca y aceites del barco de pesca artesanal. La otra mitad corresponde a las reparaciones que se realizaron al Vikingo IIA y de las diligencias que se han realizado para obtener la indemnización.
Las ocasiones que el demandante ha asistido a la Embajada de los Estados Unidos ha recibido como respuesta que no existe una persona quien le atienda.
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Hasta la fecha, la Fuerza Naval se ha remitido a extender constancia del suceso, pero nada más. El dueño de la embarcación dañada y los cinco tripulantes aseguran que después de un año del suceso, el “boleo” sigue por parte de la Embajada y Fuerza Naval.
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Hasta la fecha, la Fuerza Naval se ha remitido a extender constancia del suceso, pero nada más. El dueño de la embarcación dañada y los cinco tripulantes aseguran que después de un año del suceso, el “boleo” sigue por parte de la Embajada y Fuerza Naval.
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Estuvieron secuestrados por siete horas tras ser abordados por militares de la marina estadounidense en aguas nacionales. Su barco, el Vikingo IIA, fue dañado en la operación que un año después la Embajada de los Estados Unidos no justifica y tampoco se responsabiliza.
El extraño abordaje de siete militares de la marina estadounidense en el Vikingo, que mide 30 pies de eslora, dejó 10 mil dólares en pérdidas, además del “daño psicológico hacia nosotros porque nos hicieron ver como que éramos delincuentes, nos tomaron foto y nos quitaron las identificaciones”, señaló Manuel Castillo, marino del barco.
Carlos Morales Vega, capitán de la embarcación, aseguró que los militares al registrar y dañar diferentes partes del pequeño barco, antes de abandonarlo, extendieron un papel al capitán para que posteriormente él recurriera a la Embajada y reclamara una indemnización, pero todavía no les resuelven.
LA PRENSA se comunicó con el sargento Diego Sánchez, agregado de defensa de la Embajada de los Estados Unidos en Nicaragua, pero dijo que no podía brindar declaraciones y cortó la llamada.
También se habló con Lillian Nigaglioni, agregada de prensa y dijo que había escuchado del caso hace más de un año, pero que no sabía los pormenores. En todo caso, “me parece a mí que es un caso que depende de las autoridades de Nicaragua, no de las autoridades de los Estados Unidos”, aseguró.
NAVAL DISTANCIADA
Una constancia que extendió la Fuerza Naval, el 23 de septiembre del año pasado al dueño de la embarcación, Luis Alberto Sánchez, confirmó los daños hechos por los militares norteamericanos.
El documento reza que “… tanto la nevera como el tanque de agua fueron perforados con objetos corto punzantes… uno de los norteamericanos les indicó que no habían encontrado nada y que no había problema, que ellos asumirían los daños a través de la Embajada de los Estados Unidos en Nicaragua”.
Ante esta declaración, Nigaglioni compartió que sería necesario comprobar la legitimidad del documento. “Como no van a decir eso (las autoridades nicaragüenses), van a decir eso, que pague el americano”, agrega y ríe.
Se intentó comunicar vía telefónica con Juan Ramón Morales, jefe de Relaciones Públicas del Ejército de Nicaragua, para conocer del avance del caso, pero no contestó su teléfono celular pese a las insistencias.
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