Twitter: Fabian_Med
MALAGRADECIDOS
Lo que son las cosas, en vez de molestarse los altos funcionarios de la Fiscalía porque LA PRENSA haya sacado la lista de salarios de esa institución, más bien deberían agradecerle a este periódico que los ayude a cumplir lo que la Ley de Acceso a la Información Pública establece. Es que si en Nicaragua se respetaran las leyes, todas las instituciones públicas deberían tener páginas web donde cualquier ciudadano entre y conozca cómo se gasta el dinero de todos los nicaragüenses, incluyendo los salarios que se pagan a los funcionarios. ¡Es lo normal! Sin embargo, como todo está al revés en este país, el que cumple la ley es visto como delincuente y quienes la violan son quienes se sienten con el derecho de perseguir y exigir castigo.
TIRO POR LA CULATA
El comandante Daniel Ortega se enreda cuando dice que va a impedir que el gobierno de Estados Unidos ayude a las organizaciones que ellos quieran ayudar. El asunto es que buscando una justificación puede pisarse su propia cola. Primero, porque si es por “desestabilizadores” como suele decir, debería antes transformar esa palabreja en un cargo penal y luego llevar a juicio a los “desestabilizadores”, que por la forma que lo dice Ortega deben ser personas muy malas. Y segundo, que si es porque son partidos políticos recibiendo dinero de un país extranjero, que es la otra razón que se le ha escuchado decir, pues el primero en ser castigado debería ser el Frente Sandinista, por toda la plata venezolana que recibe para sepa Dios qué cosas.
LA BANDERA
Es esa creencia de que hay unos que tienen más derechos que los otros lo que nos tiene en estas carnes. En cierta ocasión le pregunté a un amigo orteguista si él vería con buenos ojos que el PLC hubiese puesto su bandera en todas las instituciones del Estado y en todos los actos públicos como lo hace el Frente Sandinista ahora que es gobierno. Me dijo que no. “Ah”, me dijo, “es que esta bandera no es cualquier bandera. Es una bandera histórica”. Y yo estoy de acuerdo con que es una bandera histórica. Nos guste o no, representa y determina una etapa importante de nuestra historia. Pero tampoco hay que confundir las cosas. Si es historia, pues su lugar son los museos o los libros de historia. Pero si un partido político decide utilizarla como su bandera, tienen que seguir las mismas reglas a las que están obligados todos los partidos políticos para su uso. Y no andarse creyendo que para ellos hay unas leyes y para los otros unas distintas.
ABERRACIONES
El problema, comandante Ortega, es que cuando se habla de ley, lo mismo que se aplica a uno se debe aplicar al otro. No se vale, y esto deberían explicárselo sus asesores jurídicos, usar una vara para medir a algunos y otra vara para medir a los otros. A menos, que, aprovechando que tiene todos los votos que necesita en la Asamblea Nacional, establezca un nuevo sistema legal que incluya eso. Leyes para unos y leyes para otros. Una especie de apartheid político. Claro, sería una aberración, pero en todo caso no sería la primera que hace. Si no, mírese nomás, usted está de nuevo en la presidencia.
DESAUTORIZADO
Hasta ahora, personalmente, Daniel Ortega ha guardado un prudente silencio sobre la destitución del presidente de Paraguay, Fernando Lugo. Pero conociéndolo como lo conocemos ya sabemos por dónde se soltará. Si Chávez desconoció ya al nuevo presidente paraguayo, no hay que ser muy perspicaz para adivinar con qué saldrá Ortega. Y aunque no llegue a ser sorpresa para nadie, no deja de ser paradójico que sea él quien hable de ilegalidad. Ni siquiera estoy entrando a discutir si la destitución fue legal o ilegal, justa o injusta. Mi punto es que Ortega no tiene ninguna autoridad para hablar de ilegalidades, ni de pedir intervenciones de la OEA por violación al orden constitucional ni por irrespeto a la voluntad popular, cuando él mismo se dice presidente, y gobierna Nicaragua a la brava, a pesar que aún está viva la prohibición constitucional que se lo prohíbe.
Ver en la versión impresa las páginas: 10 A