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Maritza Pérez y su caballo Lucero se toman un descanso mientras otros se encargan de descargar la basura que ella ha llevado. LA PRENSA/O. Navarrete

La basura que ahoga a Managua

Aún no son las seis de la mañana y el chillido de tablas mal clavadas y el paso ligero de los cascos de un caballo se escuchan en el barrio Costa Rica, en Managua. Es el carretón de Maritza Pérez, que muy temprano inicia su jornada como pepenadora de basura, un negocio que desde hace 15 años le ha dado de comer a ella y a sus siete hijos.

Por Róger Almanza G.

Aún no son las seis de la mañana y el chillido de tablas mal clavadas y el paso ligero de los cascos de un caballo se escuchan en el barrio Costa Rica, en Managua. Es el carretón de Maritza Pérez, que muy temprano inicia su jornada como pepenadora de basura, un negocio que desde hace 15 años le ha dado de comer a ella y a sus siete hijos.

Al día puede ganar entre 100 y 120 pesos. Si la suerte le sonríe y la gente sacó más basura de sus casas ese día, podría ganar hasta 150 pesos. Aún así, no es suficiente para cambiar las llantas pelonas mil veces parchadas de su carretón o alimentar bien al flaco cholenco que la acompaña.

La basura es su negocio y en Managua hay por montones. Más de dos millones de libras diarias.

De acuerdo con el estudio de Plataforma para el Desarrollo Sostenible,  el 35 por ciento de los managuas bota sus desechos en basureros  ilegales. LA PRENSA/ARCHIVO

Datos oficiales de la Alcaldía de Managua (Alma) reflejan que 400 toneladas de desechos quedan esparcidas en la capital por falta de capacidad en la recolección. Sin embargo esta cifra es discreta, de acuerdo a la visión de algunos especialistas en temas ambientales, que estiman 1,200 toneladas de basura que a diario se quedan sin recolectar en la ciudad.

En Managua alrededor de 85 camiones recolectores se encargan de la tarea en los barrios y residenciales de la ciudad, cada uno con una capacidad promedio de 80 toneladas (176,368 libras) de desechos.

La zona de trabajo de Maritza cubre los sectores del Salinas, Riguero, Mercado Huembes, San Judas, Don Bosco y El Edén, algunos de los 177 barrios que conforman Managua. Para Maritza, recorrerlos es una jornada de 12 horas diarias. Su piel chamuscada por el Sol y su cabello sucio y ropa andrajosa son el reflejo de una actividad que a ella misma le desagrada. “He tenido que agarrar basura podrida, llena de gusanos… un tufo que me queda pegado durante todo el día”, cuenta.

“Estoy aquí por necesidad. No encontré ningún otro trabajo, es esto o nada, así que lo tengo que hacer, pero yo quisiera tener otro trabajo”, comenta Maritza, quien es madre soltera y aunque su memoria le dicta que tiene 37 años, su cuerpo y sus fuerzas la engañan y dice a veces sentirse del doble de edad.

Son las tres de la tarde y Maritza tiene suerte. De regreso por el barrio Costa Rica, algunos vecinos han podado los árboles frente a sus casas y los motetes de basura están listos para que ella los recoja y los lleve hasta el basurero más cercano, uno que está bajo el control de la Alcaldía. Pero muchos colegas de Maritza en el apuro por hacer más viajes en el menor tiempo, lo que hacen es solo trasponer basura, y la van dejando en esquinas sin vigilancia, la tiran a los cauces o se van directamente a los basureros ilegales, muchos inaugurados por ellos mismos.

Este basurero en el barrio 19 de Julio tiene al menos cinco años de ser  permanente, dicen los vecinos del sector. LA PRENSA/U.MOLINA

El año pasado la Alcaldía registró oficialmente 342 basureros ilegales en la ciudad. Ese mismo año, la comuna informó la reducción de estos lugares a tan solo 47 basureros controlados por la Alcaldía, uno de ellos es el que está ubicado de los semáforos de El Nuevo Diario hacia el sur, aquí Maritza deposita la basura que le mandan a botar.

“Es cierto que muchos compañeros no van hasta el basurero oficial, o legal, van y tiran la basura en los cauces o en la propia calle. Yo no hago eso porque sé el daño que ocasiona, sobre todo ahora en tiempos de lluvia, hay muchas casas que se inundan y yo no quiero ser la responsable”, dice Maritza cuyo rostro revela la desgracia de una madre soltera con una marimba de chavalos, el mayor de 20 años, le sigue uno de 15 y otro de 14. Luego uno de 10, otro de 8 y los más pequeños, de 4 y 3 años. Maritza ya no cuenta al mayor de 21, que las pandillas lo mataron en la calle donde vive.

DE NORTE A SUR

Las Torres es un barrio costero de la capital. Maritza vive ahí con sus hijos en una casa donada por el Gobierno. Las lluvias le han socavado la casa, y Maritza lo pone como uno de los ejemplos del perjuicio que ocasiona la basura no recolectada en la ciudad.

Después de cada lluvia, las calles de este barrio quedan más sucias que de costumbre. Los cauces se rebasan y en ellos se ven flotar bolsas negras llenas de basura, llantas de vehículos y hasta animales muertos, todos estos desechos vienen de basureros ilegales, muchos alimentados por carretoneros e incluso los mismos vecinos que a falta de tren de aseo dejan la basura en las cunetas. Su destino: El lago de Managua.

Un estudio realizado por el organismo Plataforma por el Desarrollo Sostenible detectó entre enero y mayo de este año, 200 basureros ilegales permanentes en Managua, cifra que para el concejal Luciano García es mínima, pues valora que la cantidad de desechos que se queda sin recolectar origina al menos cien focos diarios de basura en toda la ciudad.

Al menos son 150 basureros ilegales los que se forman a diario, muchos eliminados por la Alcaldía, presentan cifras del Foro Nacional de Reciclaje (Fonare).

Para muestra un botón. En una esquina del barrio 25 Aniversario, el mosquero suele ser insoportable. Vuelan por millones y algunos vecinos tienen que estar alerta con sus escobas a que cucarachas y ratas no entren a sus casas.

Este basurero está ubicado enfrente de la pulpería de doña Carla Rosales. De la ventanilla donde despacha a los clientes se observan decenas de bolsas de basura, todas amanecen a diario a la espera de que el camión recolector pase. La espera de tres o cuatro días hace que la basura se amontone y dé paso a que los bichos hagan fiesta y el hedor se prolifere.

El mal olor que invade el lugar se percibe en toda la cuadra y quien pasa por aquí cuando el cerro de basura se ha tomado la calle, solo puedo transitar a paso rápido y sin respirar.

Cuatro años de pleitos con los vecinos la han desanimado a continuar vigilando para que no lleguen a tirar la basura a esta esquina. Además, la Alcaldía permitió que se depositara la basura los días que el tren de aseo pasara. Pero este permiso fue tomado más allá por los vecinos, quienes depositan la basura todos los días, aunque saben que el camión recolector pasará cada tres días.

BASURA CARA

La Alcaldía de Managua invirtió el 3.7 por ciento de su presupuesto del año pasado en limpieza pública. LA PRENSA/U.MOLINA

Cada día Maritza sale de su casa antes de las seis de la mañana. Le pide a Dios que le dé trabajo y mientras desamarra al caballo y lo ata al carretón, se queja que la gente cada día quiere pagar menos por el servicio que ella brinda.

El cobro que hace Maritza por recoger la basura e ir a dejarla al basurero depende de la cantidad de basura y la distancia que le toque recorrer. Treinta córdobas suele cobrar pero hay clientes que solo le ofrecen 20. “Me toca aceptar para no llegar con las manos vacías a mi casa”, dice Martiza.

El año pasado, la Alcaldía reportó la recolección de 439,157 toneladas de basura, casi 17 mil toneladas más en relación con el año 2010, señala el Informe Ejecutivo de Gestión Municipal 2011 de la comuna capitalina.

Cada uno de estos basureros ubicados en las callejones, a orillas de los cauces o en las esquinas de los barrios pueden llegar a sumar más de dos toneladas de desechos por día, de acuerdo al estudio del mencionado organismo.

Mientras Maritza lucha por ganarse al menos cien pesos al día por ir a botar la basura que producen los habitantes de los barrios que recorre, Alma, tan solo en el 2011 superó los 83 millones de córdobas en la limpieza de la ciudad, indica el informe de la comuna. Para la misma tarea se gastó en el 2010 aproximadamente 76 millones de córdobas y de acuerdo con García, el gasto para limpiar la capital subirá cada año, y estima que para este año se necesitarán cerca de 90 millones de córdobas para este rubro, una cifra que Maritza no logra calcular.

LAS COSTUMBRES SE HACEN LEYES

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Bolonia es uno de los repartos capitalinos ubicados al oeste de la ciudad. Aquí a diferencia del barrio 25 Aniversario y de Las Torres, es una zona donde se ubican empresas, organismos internacionales, embajadas y residencias. Su aspecto de clase media solo es opacado por algunos botaderos en las esquinas como el que está ubicado a pocas cuadras al sur del Instituto Nicaragüense de Turismo.

Aquí no llega Maritza con su carretón. Pero al menos se asoma uno de los camiones recolectores que forman la flotilla de tren de aseo de Managua, conformada por aproximadamente 70 vehículos.

Ana Hernández es testigo de ello. Trabaja como doméstica en una de las residencias frente al basurero y desde que llegó a la zona, hace tres años, ha visto que este basurero ha estado de manera permanente, a pesar de que una vez a la semana la Alcaldía mande a limpiarlo.

Norlyn Obando, ingeniero civil de la Plataforma para el Desarrollo Sostenible, valora que muchos de estos basureros ilegales se empiezan a ver como legales por la costumbre de botar la basura ahí, y sobre todo porque la Alcaldía empieza a definirlos como “puntos de transición”, es decir una sala de espera mientras el camión recolector pasa.

“En estos puntos de transición llega el carretonero y deposita la basura… el problema es que en estos sitios no existe la infraestructura mínima para que sirva de depósito”, apunta Obando.

Y es que estos llamados sitios de transición no están cercados y lo más grave, el suelo no está impermeabilizado.

Harold Bellanger, uno de los ingenieros ambientales del mismo organismo, explica que “el hecho de que el suelo no esté impermeabilizado hace que los lixiviados o líquidos que resultan de la descomposición de los desechos, contaminen el subsuelo… un gran riesgo para la contaminación de los pozos de agua y la misma composición del suelo”, dice.

Al parecer, la costumbre de tirar la basura en las calles se ha venido formando desde hace 25 años, según los estudios realizados por Camilo Lara, presidente del Fonare. “Que la basura esté consumiendo la capital no es una situación nueva, el problema se le ha salido de las manos a las autoridades desde hace más de dos décadas”, señala Lara.

A su valoración, tiene que ver también con que la ciudad crece y con ella la circulación de personas, que no necesariamente residen en Managua pero que a su paso ensucian la ciudad.

En la capital, de acuerdo con estudios realizados por Fonare, transitan de paso cien mil personas al día, cada una dejando su aporte de 2.2 kilogramos de basura, de acuerdo a promedios para Latinoamérica, sobre cuanta basura genera una persona por día.

Con tan solo 35 inspectores ambientales en la capital, “la tarea de detener esta mala costumbre se hace imposible”, recalca Lara.

Al menos, un inspector hace falta en el florecido basurero del barrio 19 de Julio, ubicado en los alrededores del Estado Mayor de Nicaragua, muy cerca de donde fueron los antiguos escombros de la vieja Managua.

Al igual que el resto de basureros que crecen a diario en la ciudad, aquí la mayor cantidad de basura es depositada por la noche y aunque se pongan denuncias, “nadie viene a ver lo que está pasando”, comenta Juan Carlos López, cuya casa está al lado del basurero.

El estudio hecho por la Plataforma para el Desarrollo Sostenible destaca en un mapa como Managua está invadida de basura. Varios puntos rojos que representan cada basurero ilegal apuntan a que la mayor cantidad de toneladas de basura, 203 aproximadamente, se quedan a diario en el Distrito Seis de Managua, el más sucio de acuerdo al estudio.

La tarde finalizó bien para Maritza, cuatro viajes cargando basura desde el barrio Costa Rica hasta el basurero ubicado en las cercanías de los semáforos de El Nuevo Diario. No le pagaron en efectivo pero sí le dieron 400 galones de plástico, que asegura poder vender en el Mercado Oriental a dos córdobas cada uno. Se apura y solo se limpia la cara, saluda a sus colegas en el basurero y empieza a descargar. Si le da tiempo pasará por el Oriental a realizar la venta y llevar comida a casa.

La Prensa Domingo Alcaldía de Managua basurero mal olor archivo

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