Eduardo Enríquez
El exembajador de Estados Unidos en Nicaragua, Robert Callahan, publicó en The Nicaragua Dispatch, un periódico en línea, un nuevo artículo en el que da “una explicación más completa de por qué ahora creo que es en el interés de los nicaragüenses que la dispensa de la propiedad sea negada”.
En el escrito, el exembajador compara la soberbia de Ortega con la del emperador romano Calígula quien nombró senador a su caballo.
“Ha sucumbido a la arrogancia del poder y hace las cosas solo porque puede”, dice Callahan.
“¿De qué otra manera se puede explicar que a pesar que tiene una supermayoría en la asamblea, obtenida de manera dudosa, aún se rehúsa a nombrar a los funcionarios de acuerdo a la Constitución?”, se pregunta.
NADA HA CAMBIADO
Callahan recuerda que en noviembre del año pasado ante el Congreso de su país pidió mantener los programas de ayuda al país.
“Pero agregué que deberíamos prepararnos para cortar la ayuda y reconsiderar nuestra presencia diplomática si en los meses siguientes la situación política no mejoraba”.
En el análisis de Callahan, seis meses después de su comparecencia nada ha mejorado.
“El gobierno de Ortega no ha hecho cambios en el Consejo Supremo Electoral, instrumento de un gigantesco fraude… y refugio de uno de los funcionarios más corruptos de las Américas”, refiere.
“Mientras los actuales magistrados sigan en el CSE no hay posibilidad de elecciones libres, justas y observadas independientemente”, concluye.
Además, el exembajador enumera otros abusos como la compra de medios independientes para convertirlos en elementos de propaganda; el uso discrecional que hace de los fondos generados por el arreglo petrolero con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez y la rampante corrupción entre sus funcionarios “que los coloca ahora entre los plutócratas”.
El exdiplomático también insiste en sus fuertes palabras en contra de la mayoría de los políticos de oposición que “se han acomodado con Ortega para proteger sus inversiones y sus negocios. Muchos han sido amedrentados y otros han sido comprados. No todos, en realidad, pero suficientes”.
Ante esta situación Callahan se pregunta si los pobres de Nicaragua se beneficiarán con la aprobación de la dispensa de la propiedad.
“Si el waiver es negado puede servir como catalizador para el cambio”, argumenta Callahan.
“Creo que (sin el waiver) en el largo plazo los nicaragüenses serán más prósperos y libres. Mientras tanto, sin la dispensa y con sus consecuencias en la economía, los verdaderos demócratas podrán argumentar coherentemente que el modelo sandinista está fallado”, agrega.
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