Una protección exagerada de los padres puede causar más ansiedad en los hijos y provocar obesidad, pues hay niños que buscan mitigar su estrés a través de la ingestión de alimentos, concluye un estudio de la Universidad de Oporto (Portugal).
La investigación, cuyos resultados preliminares fueron publicados por la Facultad de Medicina de esa universidad, subraya que estos riesgos son mayores entre las niñas, porque tienen mayor tendencia a canalizar el estrés a través de los trastornos alimentarios.
La actitud sobreprotectora genera miedo e inseguridad en los menores y, consecuentemente, aumenta el cortisol, la hormona del estrés, por lo que estos buscan diferentes estrategias para combatirlo.
Los datos sugieren que, cuando existe esa vinculación insegura, los niños tienden a exteriorizar el comportamiento, volviéndose agresivos, por ejemplo, pero las niñas parecen interiorizar sus emociones comiendo.
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