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¡No me gusta mi cuerpo!

Vivimos en una era en la cual la imagen y el cuerpo toman “vital” importancia. En este asunto, una cosa sí es muy cierta, a nadie le luce estar pasado de peso sobre todo por salud, pero más importante aún es verse bien sin llegar a extremos.

Auxiliadora Rosales

Vivimos en una era en la cual la imagen y el cuerpo toman “vital” importancia. En este asunto, una cosa sí es muy cierta, a nadie le luce estar pasado de peso sobre todo por salud, pero más importante aún es verse bien sin llegar a extremos.

En el caso de las mujeres, nos toca vivir una serie de acontecimientos que afectan el cuerpo, como el embarazo. Los cambios hormonales y corporales son grandes, los senos aumentan de tamaño, la grasa corporal aumenta y la piel sufre una gran tensión debido al aumento de volumen del abdomen. Después del parto también hay una cascada de cambios.

“Cuando se sufren tantos cambios y hasta la genética está en contra, considero que las personas podemos hacer mucho para mantener la salud y por supuesto la imagen y mantenerse siempre bonita, sin importar la edad. Podemos recurrir a los ejercicios, que son básicos en los embarazos y después del mismo. Considero que las personas deben ser atractivas siempre, eso es cuestión de aptitud”, afirma Ledia Gutiérrez, psicóloga clínica.

Ella explica que la belleza no es solo un aspecto físico, sino también un conjunto que abarca el cuido personal, la postura erguida que debe tener al sentarse o caminar, la ropa limpia, su higiene personal y, ¿por qué no?, hasta cirugías plásticas si se necesitan, pero primero hay que hacer ejercicios. “Todo eso es un conjunto que juega un papel importantísimo. Es sentirme bien y verse bien. Eso influye en la autoestima de las personas”.

Después de la procreación, la lactancia y el sedentarismo contribuyen a que el cuerpo de la mujer sufra cambios negativos que la afectan física y emocionalmente, al punto de no desear ni verse al espejo, y mucho menos exhibir su cuerpo ante su pareja porque se siente fea y pierde hasta el deseo sexual, ocasionando que las relaciones sexuales se vuelvan estresantes, comenta el cirujano plástico Arturo Gómez Castillo, del Centro Médico Los Robles.

Él explica que después de un embarazo en la gran mayoría de los casos, el cuerpo de la mujer nunca vuelve a ser igual y muy poco pueden hacer los ejercicios. Áreas como la cintura, la parte baja de la espalda y el abdomen presentan mucha grasa corporal. La piel del abdomen, debido al estiramiento permanente, se ve flácida y hasta se forman las temidas estrías. En esos casos, la cirugía plástica es de utilidad.

“Con frecuencia se califica a la cirugía plástica, específicamente la estética, como algo superfluo y se le ubica en el plano estricto de la vanidad y de la moda. Pero no es así. Las implicaciones de una cirugía plástica van mucho más allá del superficialismo y tienen repercusiones dramáticas en la vida de las personas”, asegura el doctor Gómez, miembro de la Asociación de Cirujanos Plásticos de Nicaragua.

De acuerdo con el doctor Gómez, entre las cirugías que más ayudan a las mujeres a recuperar su figura y autoestima están la de abdomen, mamas y cintura.

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“En las mamas, que son elementos anatómicos de proyección, influye enormemente la gravedad y tienden a caerse muy rápidamente, más si a esto agregamos la lactancia materna y la mala costumbre de algunas mujeres de no usar sostén. En este caso, un levantamiento mamario con o sin relleno es lo más indicado, ya que devolverá a las mamas su posición original”.

El gran abdomen se vuelve una situación muy antiestética. “Grandes delantales de piel con grasa caen sobre el pubis deformándolo y creando una zona de continúo roce entre la piel abdominal y el pubis, lo cual provoca humedad, mal olor, aparición de irritación de la piel por dermatitis de contacto o por infestación por hongos oportunistas. Cantidades de mujeres sufren al ver su abdomen deformado y con llantas en su cintura, a tal punto que se sienten tan mal consigo misma que no permiten ser vistas sin ropa por su pareja”.

María Luz André, nutricionista y especialista en medicina estética y homeopatía, asegura que la mujer no puede empezar a hacer dieta demasiado pronto después de haber dado a luz porque puede interferir con la recuperación y ocasionar mayor cansancio, justamente cuando necesitamos toda la energía que podamos para cuidarnos del recién nacido. Pero además si se amamanta, una dieta estricta podría afectar la producción de leche, por lo que deben hacerla con un especialista para garantizarla.

“Hasta ahora no hay nada milagroso que nos ayude a bajar de peso y recuperar la figura. Lo mejor es seguir una dieta saludable combinada con actividad física practicada de forma regular”, recomienda la nutricionista.

Ella sugiera perder peso lentamente. Es muy importante no hacer una dieta estricta. Las mujeres necesitamos un mínimo de 1,200 calorías diarias para permanecer saludables y para que no decaiga su energía y evitar cambios de humor. Si das pecho, necesitarás un mínimo de 1,600 calorías al día (la mayoría de las madres que amamantan necesitan entre dos mil a 2,700 calorías al día).

Después de la llegada del bebé estamos tan ocupadas que a veces no tenemos tiempo ni para comer. Sin embargo, saltarse comidas no es nada bueno ya que puede afectar nuestro nivel de energía, pero además eso no nos ayudará a perder peso.

“Asegúrense de comer bien por las mañanas, incluso si no están acostumbradas a desayunar, ya que evitarán sentirse muertas de hambre y cansadas a media mañana. Son muchos los estudios que demuestran que saltarse el desayuno puede interferir con la pérdida de peso”, exhorta.

Consumir productos lácteos bajos en grasa, así como alimentos integrales tales como panes y cereales nos pueden ayudar a bajar de peso.

Otra buena opción es elegir alimentos saludables que sean bajos en grasa y altos en fibra, tales como frutas y verduras crudas; por ejemplo: zanahorias, jícama o nabo mexicano y tiras de pimientos colorados.

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