Wendy Álvarez Hidalgo
En Año Nuevo de 2014 Holanda ya se habrá retirado de Nicaragua. Quizás para siempre. Tres décadas de cooperación bilateral llegarán a su final. Hans Wessels, jefe de cooperación de la Embajada del Reino de los Países Bajos, dirá adiós a Nicaragua al finalizar este año. Pronto dejará vacía su amplia oficina desde donde se puede escuchar a una ciudad agitada, desordenada y en vías de desarrollo.
Wessels reconoce que Nicaragua sigue siendo un país pobre, pero no tanto como en Etiopía donde más de la mitad de las personas andan descalzas en plena capital. Y es por esa razón que su país está viendo hacia África, para elevar su apoyo al continente donde vive la mayor parte de la población empobrecida del planeta. Insiste en que no se van por cuestiones políticas, pese a que Holanda anunció su retiro en plena retirada masiva de países europeos como consecuencia de la ingobernabilidad y el supuesto fraude en la última elección municipal en 2008.
¿Cuándo Holanda cesará totalmente su representación en Nicaragua?
La cooperación actual va a terminar a finales de 2013 y también se cerrará la embajada. Los contactos con Holanda van a ser a través de la embajada de San José, en Costa Rica, que tendrá un mandato regional. Cerraremos la cooperación tradicional y vamos a una que es de interés más regional y económico. Este país creció del nivel muy pobre a un nivel de ingreso medio bajo, por eso estamos más interesados en trabajar en programas comerciales e inversiones. Otro programa sobre el cual trabajaremos es uno regional, que va a ser de unos 15 millones de euros anuales durante tres años, a partir de 2013 y que ya vamos a iniciar este año y se extenderá hasta incluso el 2015. Será enfocado en seguridad ciudadana, derechos humanos y acceso a la justicia a nivel regional.
¿Cómo va a funcionar en países como Nicaragua?
Va a ser con diferentes organismos gubernamentales y no gubernamentales. El programa sobre derechos humanos será a través de un fondo común con otros donantes como posiblemente Dinamarca. Otro sobre prevención de la violencia contra la mujer buscamos continuar nuestro programa con la Policía Nacional de Nicaragua. Lo que queremos de alguna forma es transferir conocimientos relevantes y lecciones aprendidas en Nicaragua a otros países. No es tan fácil reproducir modelos de Nicaragua, por ejemplo, en Honduras, pero se puede discutir con Honduras qué experiencias de Nicaragua y modelos se pueden emplear como el modelo policial participativo de los barrios…
¿Y qué pasará con sectores como salud, educación, medioambiente, donde ustedes tienen programas?
Todos estos proyectos bilaterales van a terminar. Los programas con Nicaragua se concentran en desarrollo sostenible, salud, educación, que ya terminó; así como gobernabilidad, derechos humanos y equidad de género. Estamos en un proceso de salida y de transferencia (de los proyectos y programas) de dos años. En algunos proyectos vamos a poner un poco más de fondos para poder garantizar la sostenibilidad de estos y para otros proyectos que ya terminan no habrá más dinero.
¿De cuántos proyectos estamos hablamos?
Pienso que tenemos todavía unos 20-25, pero antes eran 80. Hemos reducido el número de proyectos y trabajamos mucho más focalizados. Por ejemplo en salud tenemos programado apoyo a un consorcio de ONG alrededor de salud y derechos sexuales y reproductivos bajo la administración de Pasmo, que tiene más impacto y menos costos administrativos.
¿Cómo evalúan los resultados de sus programas?
Creo que el desarrollo es un proceso muy lento, cuesta mucho. Nosotros hemos financiado algunos estudios de pobreza con el Fideg y trabajamos con Funides, para tener base sobre este tema. Hemos visto una tendencia a la baja de la pobreza extrema y general, es poco, sí pero la pobreza baja. Pienso —después de haber estado cinco años en este país— que hace falta una estrategia real para tener un crecimiento económico sostenible y reducir la pobreza a mediano y largo plazo. He visto programas de gobierno, como por ejemplo Hambre Cero, Usura Cero, Techo para Todos, esos programas son importantes porque son sociales, pero hay un interés político en esos proyectos. En muchos países existen programas de seguridad alimentaria, donde se ayuda a producir alimentos a los productores comerciales, pero los muy pequeños ya no pueden producir por el mercado y por eso se dan subsidios, esto es lo que más o menos se está haciendo acá…
¿Por qué dejamos de ser prioridad para Holanda si el país sigue siendo pobre?
Los países europeos quieren cooperación internacional para el desarrollo con América Latina, la cual incluye a Nicaragua. Con este país podemos desarrollar relaciones comerciales porque esa es la prioridad de Holanda (…) Creemos que los países de América Central pueden producir a precios más bajos y precisamente esta es la relación que buscamos desarrollar con la región. No han dejado de ser prioridad, solo que cambiamos de estrategia de tipo de cooperación…
Pero Nicaragua es el segundo país más pobre de América Latina…
Antes de venir a Nicaragua trabajé en Etiopía en los años 1997-2001 y en la capital de esa ciudad la mitad de la gente no tenía zapatos, caminaban sin zapatos y eso no se ve acá. Hay pobreza en esta región, pero menos seria. Es cierto se necesita más acceso a salud, educación y trabajo, pero no tanto como en algunas regiones de África.
Pero en Nicaragua más del 40 por ciento de la gente es pobre…
Lo sé, que son pobres también, pero yo no he visto en este país gente sin zapatos, pero sobre todo no en Managua. África es realmente pobre, no tiene agua, no tienen acceso a salud, educación, hay regiones con mucha sequía. Acá son pobres, pero a veces es la mentalidad latina que puede sobrevivir más… Creo que hay una gran oportunidad para esta región como socio de Europa en asuntos globales…
¿Cómo recibieron los beneficiarios el anuncio del retiro de Holanda?
Bueno, la salida no es vista muy positiva, pero la mayoría ve como muy positivo el trabajo que se hizo durante más de 30 años de Holanda en este país, desde la Revolución. Nosotros hemos podido conocer durante estos largos años a muchos nicas de diferentes lugares, de diferentes edades, de diferentes tipos. Seguiremos con programas de hermanamientos municipales, hay 15 o 16 municipios de Holanda que apoyan programas municipales en este país, esto va a continuar. Tenemos algunas ONG holandesas en el país, que también seguirán acá. Por supuesto la gente está un poco molesta porque Holanda se va, hemos sido muy dedicados, tenemos muchos amigos y siempre buscando nuevas maneras de cómo trabajar con la gente, armonizando con el Gobierno y los donantes, Holanda no se está yendo por razones políticas, es más por dar prioridad a África.
Uno de los proyectos insignes está en el turismo, ¿en qué consiste el proyecto con el Centro Pellas?
Claro estamos trabajando con el Centro Pellas en el Triángulo Sur. Allí estamos trabajando, sobre cómo se puede mejorar el turismo sostenible y incluyente. Los ejecutores son del sector privado, no es el Gobierno, el Gobierno no debe tener hoteles, el Gobierno lo que debe hacer es crear el ambiente o condiciones para que se pueda desarrollar el sector turista. Es por eso que trabajamos con una alianza pública privada, en que cada actor tiene su papel.
¿Qué impacto ha tenido ese programa?
En Ometepe, por ejemplo, hace algún tiempo no había posibilidad de pagar con tarjeta de crédito. ¿Quién gana con la tarjeta de crédito? Sabemos que los bancos ganan, pero también el turista, porque es más seguro caminar con tarjeta plástica que con dinero y la tarjeta es más fácil bloquearla después un robo. Esto de la tarjeta genera confianza para el turista para no llevar mucha plata. Y por eso, hablamos este tema con el Grupo Pellas y le decimos que nosotros no queríamos que no solo el sector privado ganaría con esto proyecto. Y que pasa ahora: tenemos tres bancos que ofrecen el servicio de uso de tarjeta de crédito en Ometepe. Ahora hay competencia bancaria en esa isla, hay más turismo y un dinamismo comercial.
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