Ángel necesita una reconstrucción de vejiga y un trasplante de riñones, pero en el hospital no hay solución para su caso, por eso su familia espera contactar ayuda médica internacional que le dé otra oportunidad de vida.
En noviembre del año pasado fue operado en el Hospital La Mascota, le colocaron dos catéteres ureterales porque su infección empeoró. Ángel tienen dos orificios en los costados de la espalda baja para expulsar su orina.
Es muy pequeño para someterse a diálisis, y aunque este procedimiento le dio más chance de vida, corre el riesgo de una infección por esos orificios.
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Le gustan las frutas, verduras y toma mucha, mucha agua. Lleva una dieta casi de atleta y es una liebre para correr. Su meta es seguir viviendo. Ángel Bustos es un campeón. Con 7 años enfrenta todos los días una grave infección en las vías urinarias provocada por una malformación y el extremo deterioro de su vejiga, mal que ha paralizado su riñón derecho y tiene al izquierdo trabajando únicamente con el 16 por ciento de su capacidad.
En mayo de este año su historia apareció por primera vez en LA PRENSA, y los lectores volcaron su ayuda para cubrir parte del costoso tratamiento que consistía en tres inyecciones de eritropoyetina mensuales. Además de donaciones para comprar leche especial y el resto de tratamiento.
Él dice sentirse bien, lo suficiente para salir todos los días, con su madre, a la escuela de su comunidad fronteriza de San Jerónimo, Rivas.
“Estoy en segundo grado, me encanta jugar con mis amigos… También tengo novia”, confiesa el niño pícaro que demuestra fortaleza con su espíritu a pesar de tener una mirada cansada, quizá por el dolor y las veces que ha llorado por su padecimiento.
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