El cuerpo descuartizado y en avanzado estado de descomposición de Harley Silva Soza (34) fue encontrado por oficiales de la Policía de Jinotega en una casa del barrio Ernesto Rosales, donde alquilaba desde hace más de un año el norteamericano Basil Givner, quien presuntamente fue detenido.
LA PRENSA intentó obtener la versión de la jefa de la Policía de Jinotega, comisionada mayor Magdalena González; del jefe de Auxilio Judicial, comisionado Mario Mendoza y de la vocera comisionada Marta Lorena Duarte, pero ninguno quiso referirse al tema.
Doña María Soza, tía de Harley, confirmó que una prima de la víctima, acompañada de la novia de este, se trasladaron al Instituto de Medicina Legal para identificar si la cabeza y brazos encontrados en el basurero Los Pinos corresponden a Silva.
Se presume que la cabeza y brazos encontrados el pasado domingo en un basurero de Jinotega sean de Silva Soza, quien era traductor del extranjero y profesor de inglés de un centro de esta localidad.
Doña María Soza, tía de Harley, dijo que este salió el 19 de julio de su casa ubicada en el barrio Proyecto Linda Vista y fue visto por última vez con el extranjero.
“Como mi sobrino pasó varios días sin venir a la casa pensé que estaba donde unos familiares en Managua, pero como pasaron 12 días y no venía llamé allá y me dijeron que no había llegado, por lo que hace dos días lo reportamos como desaparecido ante la Policía”.
La noche del primero de agosto, cuando fue allanada la casa del extranjero, los oficiales encontraron que el tórax y un brazo humanos se encontraban en el baño, las piernas debajo de una cama y las vísceras en una bolsa negra en la cocina.
Don Hugo Guerrero, quien vive al lado de la casa donde habitaba el extranjero, dijo que comenzó a sentir mal olor hace unos siete días.
“Creí que eran ratones muertos o algún otro animal. Pasé registrando la casa durante dos días sin encontrar nada. Al tercer día comenzaron los zopilotes a sobrevolar el techo de mi casa y el de mi vecina, fue entonces que le fui a decir en dos ocasiones al gringo Givner que abriera la casa, porque al parecer de ahí venía el mal olor, negándose el norteamericano a dejarnos entrar a varios vecinos”, dijo.