Lucydalia Baca Castellón
Incrementar las áreas de siembra de sorgo y recurrir a los sistemas de riego son algunas de las alternativas que los productores contemplan para contrarrestar los estragos de la sequía, que afecta principalmente el occidente del país y que podría incrementarse en las próximas semanas con la instalación del fenómeno El Niño.
Aunque todavía no se ha llegado a un nivel crítico y es prematuro hablar de pérdidas, “en algunas horas del día las plantas ya reflejan el estrés hídrico”, asegura el presidente de la Asociación de Agricultores y Algodoneros de León (Adal), Juan Carlos Mántica.
Los mayores estragos se observan en Posoltega, La Paz Centro, Nagarote, León, Quezalguaque y Los Brasiles, donde no llueve hace más de treinta días, aseguró.
Se considera que la falta de lluvia provocó el retraso en la siembra de hasta 2,000 manzanas de maní entre los productores que no tienen acceso a sistemas de riego, y áreas no contabilizadas de caña y soya. Esto redundará en una disminución de la producción.
Por lo avanzado del ciclo, estas áreas que no se cultivaron podrían designarse a la siembra del sorgo, que inicia hasta el 15 de agosto, señaló Mántica. El algodón es otra opción y la meta es sembrar unas 4,000 manzanas, pero todavía no se ha definido la extensión de tierras que se dedicará al cultivo.
En la zona de Rivas también hay algunas afectaciones, pero la ventaja es que ahí el plátano y la caña se siembran con riego, dijo el presidente de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic), Manuel Álvarez, para quien es prematuro hablar de alertas, ya que en los granos básicos aún no se registra ninguna afectación.
Álvarez dice haber hecho varios intentos para hablar con el titular del Ministerio Agropecuario y Forestal, Ariel Bucardo, pero no responde sus llamadas, por lo que desconoce los planes que tiene el Gobierno para evitar los estragos de la sequía.
El Gobierno ha mencionado la posibilidad de masificar los sistemas de riego, pero todo se ha quedado en planes. Mientras tanto, los pequeños productores que no tienen recursos para costear el riego son los que siguen “pagando los platos rotos”, señaló Álvarez.
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