Tatyana Luna
VIDA
Los niños se sienten muy cómodos en el entorno que ya conocen y apropian ese espacio como suyo, pero cuando toca partir de ese lugar por diferentes motivos, la situación puede volverse “color de hormiga” y tenga por seguro que esa decisión puede provocarle a su hijo una crisis depresiva.
Pero es aún peor, si la decisión de cambiarse de casa es originada por un divorcio o la muerte de un familiar, en estos casos es mejor posponer el cambio de residencia para que su hijo pueda adaptarse a las nuevas situaciones por las que pasa la familia, expresa Aura Hudiel Maradiaga, psicóloga.
En el caso que ya no hay marcha atrás, entonces trate de mantener una actitud positiva delante de su hijo, para que él observe que el cambio lo está tomando con tranquilidad. Es por ello, que antes de tomar cualquier decisión es importante que le exponga las razones que tiene para querer cambiarse de casa, eso sí, evite que otras personas se lo comenten primero.
Después que le dé la noticia, trate de darles detalles del que será su nuevo hogar. Desde como será el color de la casa, cuántos cuartos tiene, cómo será la nueva escuela, en fin, describa cada detalle de la nueva zona donde vivirán. Como sabrá su hijo lo bombardeará con muchas preguntas, así que relájese y conteste a ellas, no importando si son positivas o negativas para su pequeño, amplía la psicóloga Hudiel.
En el caso que aún no sepan dónde vivirán o en qué colegio estudiará, déjelo participar en la elección para sienta que usted lo está tomando en cuenta y no vea la mudanza como algo impuesto.
ASÍ SE SIENTEN
La hora de la mudanza llegó y los niños muchas veces se sienten ansiosos porque no saben cómo será su nuevo entorno, ya sea el colegio, amigos y el vecindario, amplía Aura Hudiel Maradiaga, psicóloga. Otras veces suelen sentirse ignorados porque los padres al tomar la decisión no los tomaron en cuenta. También, tienden a estar tristes porque pierden sus amistades y, a veces al novio o novia.
REACCIONES
Nadie sabe cómo reaccionarán los pequeños de la casa cuando se tome la decisión de mudarse, porque algunos se adaptan muy bien al cambio, pero otros pueden adquirir actitudes y manías, como chuparse el dedo, orinarse en la cama, pierden el apetito, se vuelven tímidos o agresivos, describe Ludendorf S. Montiel, psicólogo del hospital Cruz Azul. En otros casos, tienen dificultad para concentrarse y procesos ansiosos.
EL NUEVO COLEGIO
La parte más difícil tanto para los niños como los adolescentes es el cambio de colegio, porque muchas veces estos les cuesta adaptarse y por lo menos necesitará uno a dos meses para sentirse integrados, familiarizarse con los profesores y nuevos amigos. Sin embargo, usted debe acompañarlo a la escuela y concertar una cita con sus profesores para que ambos conozcan el nuevo sistema.
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