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Además de generar ventas y empleos, el programa ayudó a los productores a establecer relaciones comerciales de largo plazo. LA PRENSA/LUIS E. MARTÍNEZ

Clausura Acordar

Son múltiples las historias de pequeños productores que en 50 municipios del país mejoraron las condiciones de vida de sus familias y comunidades, como beneficiarios de la Alianza para la Creación de Oportunidades de Desarrollo Rural a través de Relaciones Agroempresariales (Acordar), un programa clausurado tras cinco años de ejecución en el país.

Luis Eduardo Martínez M.

[doap_box title=”Los beneficios” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

Acordar contó con 53 millones de dólares aportados por USAID.

7,700 productores beneficiados. Generaron 128 millones de dólares en ventas durante la vida de Acordar.

27,000 nuevos empleos generados y 223 toneladas de alimentos producidos

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Son múltiples las historias de pequeños productores que en 50 municipios del país mejoraron las condiciones de vida de sus familias y comunidades, como beneficiarios de la Alianza para la Creación de Oportunidades de Desarrollo Rural a través de Relaciones Agroempresariales (Acordar), un programa clausurado tras cinco años de ejecución en el país.

Acordar, ejecutado por el consorcio entre los organismos Catholic Relief Services (CRS), Lutheran World Relief y Technoserve, con financiamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), benefició directamente a 38,500 personas en diez departamentos del país.

Jorge Brenes, director de Acordar, señaló que este programa respaldó proyectos productivos relacionados con cinco cadenas de valor: raíces y tubérculos, café de especialidades; frutas y vegetales, frijol y cacao.

Durante la clausura del programa, en Sébaco, la embajadora de los Estados Unidos en Nicaragua, Phyllis M. Powers, celebró los logros alcanzados, entre los que mencionó el incremento en la producción y calidad de los productos, así como el aumento de ingresos y mejoría en la nutrición y “esto implica un mejor nivel de vida a cada una de sus familias y en general para sus comunidades”.

“En Sébaco, por ejemplo, se instaló una planta de procesamiento de frijol en la que trabajan 107 personas y en Nueva Guinea y los demás departamentos también se han creado empleos permanentes”, dijo Brenes.

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