SAN JOSÉ/AFP
La presidente de Costa Rica, Laura Chinchilla, inició ayer un recorrido por pueblos y ciudades de Guanacaste y Puntarenas, tras los daños que causó el terremoto de 7,6 grados registrado en la Península de Nicoya, en el Pacífico, el segundo sismo más fuerte de su historia. “No queremos subestimar los daños. Cada caso es importante; pero esto podría haber sido algo verdaderamente catastrófico”, manifestó Chinchilla, en Guanacaste.
El temblor, ocurrido a las 08H42 locales del miércoles, dejó derrumbes parciales en carreteras, hospitales, escuelas e iglesias, sobre todo en Guanacaste, pero también en Puntarenas. El último reporte de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) estimó en 190 el número de casas dañadas o totalmente destruidas y en 200 el número de personas en albergues temporales.
El Ministerio de Obras Públicas y Transportes valoró en unos seis millones de dólares la reposición de carreteras y puentes dañados por el sismo. Cinco carreteras nacionales, atascadas por rocas y deslizamientos de tierra, son rehabilitadas.
Los sismógrafos registran más de 600 réplicas de hasta cinco grados desde que ocurrió el terremoto. Los expertos consideran que aún no se ha liberado toda la energía acumulada en el sector, por lo cual recomendaron mantener precauciones.
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