Luis Eduardo Martínez M.
Al tañido de las campanas que invitan a la misa matutina, Estela Bernarda García López está diariamente al pie de las gradas en el atrio de la Catedral San Pedro Apóstol, de Matagalpa, uno de los lugares más transitados en la ciudad.
Son múltiples los obstáculos que debe superar en el trayecto desde el barrio Pancasán, donde “una señora me da posada”, hasta el atrio de la Iglesia donde, postrada en una silla de ruedas, permanecerá durante casi todo el día, a la espera de que los transeúntes, sin pedirlo, le obsequien algo de dinero.
1,294 personas tienen discapacidad visual y 1,252 tienen discapacidad auditiva.
776 personas tienen discapacidad intelectual leve, 600 tienen discapacidad intelectual severa y 271 tienen discapacidad intelectual profunda.
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- “De por sí la topografía de Matagalpa es bien complicada y hay zonas donde son contadas las aceras que existen para caminar y personas con discapacidad y sin discapacidad caminamos por la orilla de la calle porque no hay aceras”.
- César Juárez, presidente de la Organización de Ciegos de Matagalpa Louis Braille.
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La mayoría de las veces viaja en rutas urbanas. “Cuando quiero irme en la silla lo hago, si no ahí están ellos (transportistas)”, dice García, aclarando que prefiere movilizarse en los urbanos porque las llantas de la silla se atascan en las calles adoquinadas y además, en muchos sitios existen obstáculos que le impiden el paso, incluyendo aceras sin rampas.
“De hecho, por sus condiciones topográficas, Matagalpa es una ciudad inaccesible”, explica por separado Gloria María Gutiérrez Cardoza, coordinadora departamental de la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad (Feconori).
César Juárez, presidente de la Organización de Ciegos de Matagalpa Louis Braille, estima que el tema de la accesibilidad “es un dolor de cabeza”.
Juárez y Gutiérrez coinciden al apuntar que las aceras existen pero con múltiples barreras: vendedores que impiden el paso, conductores que estacionan vehículos, personas que construyen barandas o siembran árboles, postes de tendido eléctrico y telefónico, hidrantes, entre otros.
“Incluso, los postes tienen cables tensores que nosotros les decimos ‘ahorca ciegos’, porque ya nos hemos colgado del cuello en algunos alambres, otros han sufrido lesiones al encaramarse en esos alambres porque no los detectan a tiempo con el bastón”, sostiene Juárez.
Gutiérrez dice que la municipalidad sigue sin aprobar la propuesta de Política Municipal de Atención a la Discapacidad que distintas organizaciones de Personas con Discapacidad están proponiendo desde hace dos años, la cual incluye el tema de la accesibilidad.
Sin embargo, reconoce que han construido al menos un centenar de rampas y construcciones que “cumplen con normas de accesibilidad”.
Frank Navarro, director de Servicios Municipales de la Alcaldía, sostiene que “se ha hecho un plan y hemos construido rampas en las aceras, parques, mercados, iglesias, bancos, en la mayor parte de los lugares se han hecho rampas para que los discapacitados puedan hacer cualquier gestión”.
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